El jardín de las celicias

El jardín de las celicias
Con todas estas recetas intento que la infancia de mis hijas, especialmente la de Almudena, sea un poquito más feliz.

miércoles, 29 de diciembre de 2021

POLVORONES

 


Si hay unos dulces asociados a la Navidad como ninguno, sin duda son los polvorones. Su aroma a manteca y canela siempre nos recuerdan a esta época del año. Si nunca has probado un polvorón casero, sigue leyendo. Porque un polvorón hecho en casa, y sobre todo si es sin gluten, no tiene ninguna comparación con los industriales. 
La receta no entraña ninguna complicación (no, de verdad, no es que siempre diga lo mismo, es que hay recetas fáciles y complicadas, y ésta es de las fáciles).
No es necesario ningún utensilio específico ni ingredientes extraordinarios. Hay personas que le ponen anís, otras canela, otras sésamo... a la receta base. Yo no le he puesto nada de eso. Sólo harina, almendra, azúcar y manteca. He hecho dos variedades: de chocolate y de canela. Mi hija celíaca, que es amante indiscutible del chocolate, no sabe por cuál decidirse. No digo más.
Anímate y te aseguro que no volverás a comprar polvorones.

INGREDIENTES: 

Para la masa base
- 170g de almidón de maíz
- 170g de harina de arroz.    
(de estas cantidades utilizaremos 300g de la harina ya tostada)
- 50g de granillo de almendra, o de almendras tostadas y picadas
- 150g de azúcar glas
- 150g de manteca de cerdo 

Para aromatizar: 

- 1 y 1/2 cucharadita de cacao puro en polvo, para los polvorones de chocolate
- 1 cucharadita de canela, para los polvorones de canela

Para el acabado final:

- 25g de azúcar glas
- 1 cucharada de canela en polvo


ELABORACIÓN:

Lo primero que hay que hacer, indispensable para conseguir su sabor característico, es tostar las harinas. Para ello, distribuimos las dos harinas en una bandeja de horno y horneamos durante unos 15 minutos a 175ºC. Vais a ver que los bordes de la bandeja se vuelven amarillentos, o grisáceos, eso es signo de que está lista. Además, observarás la presencia de grietas en su superficie.


He añadido más cantidad de la necesaria en la receta, porque al tostar la harina, ésta se deshidrata y pierde peso. Así que tras sacar la harina del horno y enfriarse, pesaremos 300g. Os sobrará un poquito.
Lo que yo hago a continuación es tostar el granillo de almendra. Me gusta hacerlo así porque la almendra está molida a partes iguales, y queda muy vistoso en el polvorón. Así que yo lo tuesto en una sartén durante apenas unos minutos hasta que está dorada. En su lugar, podéis utilizar almendras tostadas que machacaréis vosotros. Recordad que las almendras tostadas deben estar etiquetadas sin gluten, mientras que si están crudas y sin tratar, son genéricas.
 

Cuando harinas y almendra estén frías, comenzamos con la receta. Ponemos en nuestro robot los ingredientes de la masa base. Mezclamos a velocidad media. Transcurridos unos minutos, la mezcla tendrá este aspecto.



Es el momento de comenzar a trabajar con las manos. Unificamos la masa en una bola.


Dividimos la masa en 2 partes. A una de ellas le añadimos el cacao y mezclamos con las manos hasta que la veamos homogénea.


Aplastamos con un rodillo o con las manos, dejando la masa con un grosor de unos 3 cm. Cortamos de la forma deseada. Yo hago siempre círculos. Volvemos a amasar la masa sobrante y volvemos a aplanar, y volvemos a cortar. Y así sucesivamente hasta que se acabe.


Colocamos sobre una bandeja de horno forrada con papel sulfurizado.
Tomamos la otra mitad de la masa y le añadimos la canela.


Mezclamos bien y repetimos los mismos pasos que con la otra mitad. Aplanamos, cortamos.


Precalentamos el horno a 175°C. Introducimos la bandeja a media altura, calor arriba y abajo y horneamos durante 15 minutos a esa temperatura. 


Dejamos enfriar en la bandeja. Mezclamos el azúcar glas con la canela y espolvoreamos de manera generosa nuestros polvorones.


A mí me gusta envolverlos en el papel especial que compro para ese fin. Quedan muy bien presentados, sobre todo para regalar. Pero no es imprescindible,claro. Se conservan muy bien en una caja de cartón.



La textura es la típica de los polvorones, ¿sabéis a lo que me refiero? Blanditos, moldeables... ¡y deliciosos!




sábado, 25 de diciembre de 2021

TURRÓN DE CHOCOLATE Y NARANJA Y TURRÓN DE NATA Y PISTACHO

 


Lo prometido es deuda, y aquí traigo estas dos recetas deliciosas para que os dé tiempo a prepararlas esta Navidad. Son dos turrones que quedan espectaculares, con sabores intensos, como todo lo casero, y sobre todo, sabores puros sin conservantes ni colorantes. Elegid un chocolate de la mejor calidad y terminaréis chupándoos los dedos.

TURRÓN DE CHOCOLATE CON NARANJA: ( para una tableta)

INGREDIENTES: 

- 120g de chocolate negro de cobertura (50-55% mín.)
- 120g de chocolate con leche de cobertura
- 1 naranja mediana
- 200g de azúcar
- 100g de agua
- 1/2 cucharada de sal
- 40g de manteca de cerdo
- 30g de almendra cruda en granillo

En primer lugar preparamos las naranjas. Ten previsión de comenzar a prepararlas con una antelación de un día con respecto al turrón.
Lavamos muy bien las naranjas, cepillando bien la piel para que no queden restos. Cortamos las naranjas en rodajas o gajos, en láminas finas.


Ponemos a cocer agua en un cazo junto con la sal (no la cantidad que indica en la receta, sino agua suficiente para que cubra la naranja) y ponemos en él las rodajas de naranja. Les damos un hervor. Escurrimos y lavamos bajo el grifo con agua fría, con cuidado de que no se rompan.
Ponemos al fuego el agua y el azúcar y añadimos la naranja. Dejamos cocer durante al menos una hora a fuego suave, vigilando siempre, pues es fácil que se quemen si se deshidratan demasiado.


Veréis cómo el almíbar se hace cada vez más espeso. No dejéis que se coloree. Debe quedar transparente en cualquier caso.


Pasado el tiempo de cocción, apagamos el fuego y dejamos las naranjas en el almíbar durante unas horas. Susana de Webos fritos, cuya receta sigo, las deja 24horas. De ahí la previsión de la que os hablaba.
Sacamos y ponemos a secar sobre una rejilla.


En unas horas estarán listas para utilizar o bien guardar. Se pueden congelar, guardar entre papeles de horno o bien conservarlas en el mismo almíbar en el frigorífico.

Fundimos los chocolates junto con la manteca de cerdo. Añadimos el granillo de almendra.
Si no tenéis molde de turrón, podéis cortar un brick de leche por la mitad verticalmente, y obtendréis dos moldes perfectos. Yo tengo tres moldes de Ibili, uno de silicona y otros dos de plástico. Personalmente, prefiero el de silicona, desmolda mucho mejor.


Colocamos unas rodajas de naranja en el fondo del molde que vayamos a utilizar.


Cubrimos con una capa de chocolate y colocamos más rodajas de naranja. En las recetas que podréis encontrar, cortan la naranja en trocitos pequeños y mezclan con el chocolate. En casa nos encanta así, somos muy amantes de las naranjas confitadas y nos encanta encontrarnos las rodajas grandes en el turrón.


Por último, cubrimos de nuevo con chocolate hasta el borde del molde y dejamos enfriar en el frigorífico durante al menos un par de horas.



TURRÓN DE NATA Y PISTACHO

INGREDIENTES: (para una tableta)

- 150g de pistachos sin piel ni sal
- 50g de harina de almendra
- 100 ml de nata para montar
- 70g de azúcar

Trituramos 100g de pistachos. Yo lo hago en un molinillo de café. Mezclamos con la harina de almendras.
Ponemos a fuego medio un cazo con la nata y el azúcar. Transcurridos unos 5-7 minutos añadimos la mezcla de pistachos y almendras y los pistachos restantes enteros. 


Mezclamos bien ya fuera del fuego.


Y nada más. Simplemente volcamos sobre nuestro molde. Aconsejo poner unas tiras de papel de horno cruzadas para poderlo desmoldar bien después. Yo no lo hice porque quería que se marcase la forma del molde.


La textura de este turrón poco tiene que ver con el anterior. Necesita un reposo de 24 horas antes de desmoldar, así que también requiere cierta previsión. Tiene la textura típica del turrón de nata y nueces. Pero el sabor es alucinante. En casa nos encanta y no dura nada.


Estos dos turrones, junto con el de chocolate crujiente, son habituales en casa cada Navidad. Y estoy segura de que, si os animáis a probarlos, se convertirán en una tradición en vuestra casa también. Y como digo siempre, también pueden ser un estupendo regalo para celíacos y no celíacos. ¡FELIZ NAVIDAD!





lunes, 20 de diciembre de 2021

MARQUESAS DE ALMENDRA

 


Las marquesas de almendra son un dulce navideño que no puede ser más sencillo. Lleva tan solo cuatro ingredientes: almendra, azúcar, huevos y ralladura de limón. Hay recetas que incluyen una parte de harina “normal”, pero es totalmente prescindible. También os cuento esa variante por si preferís hornearla así.
Tampoco se necesitan grandes utensilios para llevarla a cabo, puesto que un simple batidor manual de varillas es suficiente.
Si te gusta la tarta de Santiago, esta es tu receta. Se trata de mini tartas, y al ser más pequeñas, la jugosidad es mayor.  El resultado es un dulce muy tierno, con un aroma muy agradable a limón y la peculiar textura que le otorga la almendra molida.
La receta es libre de gluten en su variante clásica, así que no hay ningún impedimento para que un celíaco pueda disfrutarla en la misma versión que el resto.

INGREDIENTES

- 250g de harina de almendra, o bien 200g de harina de almendra y 50g de almidón de maíz
- 250g de azúcar
- 5 huevos tamaño L
- La ralladura de un limón.

Azúcar glas para espolvorear.

ELABORACIÓN

Precalentamos el horno a 210ºC. Preparamos un molde con huecos cuadrados o bien simplemente uno para magdalenas. Aunque estéticamente relacionamos las marquesas con la forma cuadrada, nada cambiará su sabor si las horneamos en unos moldes redondos para magdalenas. Eso sí, no es posible hornearlas sin un molde de metal o de silicona que sujete el papel, al ser una masa bastante líquida. Hornear solamente en papel hará que la mezcla se derrame y no consigamos el resultado esperado.

Mezclamos la harina de almendra con el azúcar. Agregamos la ralladura de limón.
Añadimos los huevos uno a uno batiendo bien entre uno y otro. ¡Y listo!


Es una masa relativamente líquida, ¡y con un aroma espectacular!
Llenamos nuestro molde. Yo elegí uno con huecos cuadrados que utilizo para hacer brownies de ración. Lo que no me gustó mucho este año son los moldes de papel, pues eran demasiado altos. Hice un pedido para mi repostería navideña a una tienda online y olvidé pedir los moldes cuadrados. Para no volver a pagar gastos de envío, acudí a una tienda de chinos a buscarlos. Y los encontré, pero no son como los clásicos. Son más altos y llenarlos hasta arriba suponía una clara diferencia, pues las marquesas son bajitas de altura. Así que las llené solo hasta la mitad. Aún así, el aspecto final no está demasiado mal.


Introducimos en el horno, con la rejilla en la parte baja, calor arriba y abajo. Bajamos la temperatura a 170ºC. Horneamos durante aproximadamente 15-17 minutos. Si tras ese tiempo no se han dorado aún, ponemos el grill y colocamos la rejilla en la zona alta.
Vais a ver que es un dulce que crece poquito en el horno. Pero ese poquito es suficiente para que queden realmente esponjosas. Comprobamos la cocción como siempre.


Sacamos del horno y dejamos enfriar sobre una rejilla.


Ya solo falta que se enfríen para espolvorearlas con una cantidad generosa de azúcar glas, el toque final.
El resultado es que en una media hora tenéis unas marquesas deliciosas para el desayuno o el café.
¡No dejéis pasar esta Navidad sin probarlas! ¡Merece mucho la pena!



domingo, 19 de diciembre de 2021

GOFRES DE CANELA DE SAARLAND (SAARLÄNDISCHE ZIMTWAFFELN)

 


El Adviento toca poco a poco a su fin, y hoy os traigo una de las recetas típicas de esta época. Son los gofres de canela alemanes. Lo más normal es que nunca los hayas probado, que ni siquiera hayas escuchado hablar de ellos, porque si ves las fotos, poco tienen que ver con los gofres de Lieja que conocemos. Así estaba yo hasta que, en un mercadillo de un pueblecito de la Selva Negra, los descubrí. Y desde aquel momento supe que tenía que reproducirlos en mi cocina.

Un irresistible olor a canela inundaba el ambiente aquella mañana, mientras paseábamos entre antigüedades, flores y utensilios de cocina. Comencé a buscar el origen de aquel aroma, y al poco me descubrí observando cómo una señora ya entrada en años, manejaba con una facilidad increíble una vieja plancha de hierro fundido, con unos bellos dibujos grabados. En su interior se cocía algo que yo reconocí como galletas, y que ellos llaman gofres de canela.

Ella no hablaba inglés y yo no entendía nada de su alemán. Por suerte su hijo nos hizo de intérprete. Su lugar de nacimiento era un pueblecito del estado de Saarland, cuyo nombre fui incapaz de retener. Saarland es una región alemana al sur del país, cruzada por el río Sarre, cuyo curso se inicia en Alsacia. Quizá por eso la mayoría de las planchas de hierro para gofres son francesas. 
Al parecer en aquel estado cocinan gofres de canela cada Adviento, y es tradición que la familia se reúna en la cocina para hacerlos juntos. Qué maravilla era escucharles hablar de su tradición. Me ofreció a probarlos, pero no quise porque mi hija mayor, celíaca, me acompañaba, y sentía cómo su boca salivaba igual que la mía. Les conté la razón por la que no quería probarlos, y le pregunté por la receta, para poder elaborarla algún día sin gluten. Les enseñé algunas fotos de los dulces que elaboraba,  la señora alabó mucho mi trabajo. Me dijo que lo más complicado sería encontrar la plancha para hornear los gofres, porque ni siquiera era algo que se vendiese en todo el país, al ser típico de una zona tan pequeña de Alemania. Y que además eran caras. Pero me apunté la receta en mi teléfono móvil, convencida de que algún día lo conseguiría. Una receta tradicional, de las de toda la vida, de las que a mí me gustan.

Cuál fue mi sorpresa cuando, habiendo pasado apenas unas semanas desde mi vuelta de vacaciones, vi una plancha eléctrica para gofres de canela en una tienda Lidl cercana a mi casa. ¡Apenas costaba 16 euros! Y además, tenía regulador de temperatura. Fue algo increíble, yo que creo tanto en el destino, pensé que algo ponía a mi alcance aquella máquina por alguna razón.


Ahora sé por qué. La gofrera hornea gofres en casa cada Adviento, y en primavera, y en verano... Porque es un dulce realmente irresistible. Es una textura crujiente y suave a la vez, con un sabor a canela que enamora. 

Por desgracia, Lidl hace años que dejó de vender la máquina. Es posible conseguirla en Amazon, pero a un precio prohibitivo. 

Así que si tienes la máquina, estás de suerte. Y si no, quizá tengas algún otro utensilio con el que puedas intentar esta receta. Existen gofreras que hacen gofres en forma de corazón, aunque son más gorditos, quizá de esa manera puedas probar su increíble sabor. Son adictivos. Recuerdo la frase de la señora : "una vez que los pruebes, no podrás dejar de hacerlos".


INGREDIENTES: Para unos 40-45 gofres de canela.

- 70g de mantequilla
- La ralladura de 1/2 limón
- 125g de azúcar
- 2 huevos
- 2 cucharaditas de canela
- 1 pizca de sal
- 2 pizcas generosas de pimienta molida
- 80g de almidón de maíz
- 80g de almidón de mandioca
- 80g de harina de arroz
- 1g de goma xantana
- 1 cucharada de ron

ELABORACIÓN:

Mezclamos las 3 harinas junto con la canela, la pimienta, la sal y la xantana. Reservamos.
Batimos la mantequilla junto con el azúcar. Añadimos los huevos uno a uno. Agregamos ahora la ralladura de limón y el ron.
Por último, añadimos las harinas y batimos la mezcla hasta que quede homogénea. Incluso probándola así ya está rica, ya nos hacemos una idea de lo que vamos a degustar.



Hacemos una bola y refrigeramos durante al menos una hora. Podemos dejar toda la noche en el frigorífico si lo deseamos. El enfriamiento es preciso porque debemos manejar la masa después, haciendo bolitas. Debe estar dura.

Calentamos la plancha para gofres a máxima potencia. Tened en cuenta que a las harinas sin gluten por lo general les cuesta más dorarse que al resto. Es por ello que hay que aplicar bien de calor. Engrasamos la placa con un poco de mantequilla extendida con un pincel.
Ponemos bolas de masa en los huecos de la gofrera, más o menos del tamaño de una nuez. La mía es para 8 gofres. Hay diseños preciosos en la web, cestas con flores, coronas, espirales y otros motivos realmente bonitos. La máquina de Lidl es muy sencilla. Pero no puedo pedir más.


Cerramos la gofrera. Cómo la cerremos dependerá de cómo nos gusten los gofres. Podemos cerrar hasta el final y quedará finos y crujientes. Pero podemos poner más masa en cada hueco y cerrarla suavemente para conseguir unos gofres gorditos y esponjosos. Tradicionalmente son los finos los que más gustan. Pero sobre gustos...

En unos 3-4 minutos estarán listos. 


Sacamos la plancha horneada y debemos cortarla inmediatamente o se endurecerá demasiado y la tarea será más complicada, aunque no imposible.


Tal y como me recomendaron, los gofres deben enfriar por separado. Si los ponemos calientes unos sobre otros se reblandecerán y no tendrán esa textura crujiente característica.

Como la mayoría de los dulces navideños, los gofres de canela son el regalo ideal. Al menos a mí me encantaría que me los regalasen.
 


Se conservan durante semanas en una caja de lata donde estén bien cerrados. ¡Pero no durarán tanto!

¡¡Feliz Navidad!!

 

sábado, 18 de diciembre de 2021

BUNDT CAKE ESPECIADO DE NARANJA Y ARÁNDANOS ROJOS

 


El bizcocho que traigo hoy nos ha sorprendido a todos por su sabor. A Navidad, a reuniones familiares alrededor de una mesa, a invierno, a sofá y manta con un buen café, a felicidad.

La receta está adaptada de la del blog "I love bundt cake", y como todas, no me ha fallado. Quise personalizarlo y le agregué los arándanos frescos, buscando un sabor aún más intenso. Mereció la pena. Su acidez contrasta a la perfección con las especias, es un bocado delicioso. No dejéis de hacerlo, no dejará indiferente a nadie. 


INGREDIENTES: 

Para el bizcocho
- 250g de harina de arroz
- 110g de almidón de maíz
- 1 cucharadita de psyllium
- 1 puntita de cuchara de goma xantana
- 270g de mantequilla en pomada
- 275g de azúcar
- 25g de azúcar glas
- 5 huevos grandes
- 250 ml de leche caliente
- La ralladura de una naranja
- 100g de arándanos rojos
- 1 cucharadita colmada de canela
- 1 cucharadita colmada de jengibre
- 1/2 cucharadita de sal
- 1 y 1/2 cucharadita de levadura química

Para el calado:
- 120ml de zumo de naranja
- 2 cucharadas de miel

ELABORACIÓN:

Precalentamos el horno a 200ºC. Engrasamos nuestro molde. Yo utilicé uno con forma de árbol de Navidad, a pesar de que no era bundt, y se horneó bien. No es el molde ideal, pero me apetecía muchísimo utilizarlo. Es un molde de 9 cups. Si vuestro molde es más pequeño, reducid las cantidades en proporción, o bien hornead lo sobrante en uno más pequeño. La segunda opción merecerá más la pena, creedme.

Mezclamos las harinas junto con el psyllium, xantana, canela, jengibre, sal y levadura química. Tamizamos y reservamos.

Batimos la mantequilla junto con el azúcar normal y la ralladura de naranja.


Añadimos los huevos uno a uno. Ya sabéis que no se debe añadir el siguiente huevo hasta que el anterior esté bien integrado.
Añadimos 1/3 de la mezcla de harinas, después la mitad de la leche. Ésta debe estar caliente pero sin llegar a hervir.
Agregamos el segundo tercio de harina y a continuación la leche restante, para terminar de nuevo con la harina. El aspecto final de la masa es algo así: 


Lavamos y secamos bien los arándanos. Los mezclamos con el azúcar glas. Pensé que esto contrarrestaría un poco su acidez, y así fue.


Ponemos 1/3 de la mezcla en nuestro molde, y añadimos la mitad de los arándanos.


Agregamos otro tercio de la masa, ponemos los arándanos restantes y finalizamos con la última porción de masa.


Introducimos en el horno, sobre la rejilla, en la zona central, con calor arriba y abajo. Bajamos la temperatura a 170ºC.
Horneamos durante unos 60 minutos. Comprobamos el punto de cocción, como siempre, con un pincho que debe salir limpio.
Desmoldamos tras 10 minutos fuera del horno y dejamos enfriar sobre una rejilla.


Mientras se enfría, elaboramos el calado.

Hervimos el zumo de naranja con la miel, dejamos unos minutos al fuego. 
Pintamos el bundt con un pincel de cocina, o bien lo vertemos por encima. Dejamos enfriar.

¡Y listo! Para mí el toque del calado es imprescindible. 

El interior es jugoso, y el sabor... ¡inmejorable! Ese toque cítrico junto con las especias es formidable. Llevé una mitad a mi trabajo y gustó a todo el mundo. Aunque debo decir que son muy agradecidos y siempre aprecian todo lo que llevo.



¡Feliz Navidad! ¡Aquí una dispuesta a vivirla intensamente! 

domingo, 24 de octubre de 2021

BUÑUELOS DE VIENTO RELLENOS DE CREMA DE CHOCOLATE



¡Cómo nos gusta la repostería tradicional española! Y entre todos esos dulces, los buñuelos son sin duda nuestros favoritos. Me encanta improvisarlos porque son súper fáciles de hacer ¡y muy rápidos! Ya tenéis en el blog la receta de los buñuelos de calabaza y de los buñuelos de naranja, pero hoy he querido hacer los tradicionales, los de viento, que no llevan ningún ingrediente adicional. Admiten múltiples rellenos: nata, crema, café, caramelo… y cómo no ¡chocolate! En casa somos tan “chocolateros” que cuando he propuesto rellenos no ha habido duda. Esta crema de chocolate tiene sabor a chocolate a la taza, así que junto a los buñuelos, es como tomarse un rico chocolate con churros. ¡Qué delicia!

INGREDIENTES: 

Para los buñuelos: 
- 100g de harina de arroz
- 25g de almidón de maíz
- 3 huevos
- 175ml de agua
- 25g de azúcar
- 50g de mantequilla
- 3g de levadura química
- la ralladura de un limón
- aceite de girasol u oliva suave para freír
- 1 pizca de sal

Para la crema de chocolate
- 50g de chocolate negro de cobertura
- 60g de azúcar
- 150g de leche
- 100g de nata
- 20g de almidón de maíz
- 2 huevos pequeños

Para el rebozado final
- Unos 50g de azúcar
- Canela al gusto 
O bien, azúcar glas simplemente.



ELABORACIÓN: 

Prepararemos en primer lugar la masa de los buñuelos. 
Pesamos en un bol las harinas y la levadura y las reservamos.
Ponemos en un cazo el agua, el azúcar, la sal, la mantequilla y la ralladura de limón.
Llevamos a ebullición y en ese momento añadimos las harinas de una vez. 
Removemos hasta que la masa se despegue de las paredes del cazo y apartamos del fuego.



Añadimos los huevos uno a uno, mezclando bien con la ayuda de una espátula. La masa resultante debe ser lisa.



Ya solo queda dar forma a los buñuelos para freírlos. Ponemos a calentar una sartén con aceite. Cuidado, el aceite no debe calentarse en exceso o los buñuelos se dorarán enseguida, quedando crudos por dentro. Debe estar caliente pero no humear. Sabréis que está demasiado caliente si veis muchas burbujas alrededor de los buñuelos.
Formamos bolitas con la ayuda de dos cucharas y las echamos en la sartén. 


Veréis que poco a poco se irán haciendo esferas casi perfectas, y aumentarán de tamaño. Si no se dan la vuelta solas, debemos dársela nosotros con ayuda de una espumadera o similar.


 Sacadlos cuando estén dorados por los dos lados y ponedlos a escurrir sobre un papel absorbente.


Dejamos enfriar y mientras tanto preparamos la crema de chocolate.
Ponemos en un cazo todos los ingredientes de la receta y llevamos al fuego. Removemos continuamente con unas varillas, hasta que la mezcla espese. Es así de sencillo y así de complicado, porque hay que tener mucho cuidado de que la mezcla no se queme. La textura es similar a la de unas natillas.


Dejamos enfriar bien tapada “a piel” con papel film. Llenamos una manga pastelera y ponemos una boquilla. Yo lo hice con una churrera porque es lo que tenía en ese momento.


Apretamos suavemente, vamos a ver cómo poco a poco el buñuelo se va rellenando. 


Lo ideal es hacerlo con una boquilla fina, que apenas se note por dónde se introdujo el relleno.
Para terminar, rebozamos en una mezcla de azúcar y canela o bien con azúcar glas solamente. 

En la festividad de Todos Los Santos de este año, triunfaréis si hacéis este dulce con tanta tradición y sabor. Yo quise hacerlo en la cocina antigua que tienen mis padres, a pesar de que mi madre insistía en que los hiciese en la inducción. Pero el fuego siempre será mejor que cualquier modalidad de las de ahora, y he disfrutado mucho “entre fogones”, nunca mejor dicho. Porque los dulces tradicionales, cuanto más tradicionalmente se hagan, mejor.