El jardín de las celicias

El jardín de las celicias
Con todas estas recetas intento que la infancia de mis hijas, especialmente la de Almudena, sea un poquito más feliz.

viernes, 23 de noviembre de 2018

BUNDT CAKE DE NAVIDAD



La Navidad está cerca... ¡y me encanta! Así que preparar este rico bizcocho fue todo un placer. La casa se inundó del aroma a especias propias de los países nórdicos...  Puedes quitar alguna si no te gusta "especialmente", ¡pero creo que el secreto está en la combinación de todas!  Con este precioso molde cualquier masa que hornees queda espectacular. Un poquito de azúcar glass, ¡y listo!

La receta es de un libro de Nordic Ware, precisamente la marca de este molde y otros que tengo, que está dedicado únicamente a la Navidad. Se titula "The great Holiday Baking Book". Un tesoro de libro. Tenerlo entre las manos ya es un placer. Esta es mi receta favorita. Adaptarla no fue muy complicado.  El bizcocho se llama "Gingerbread House Bundt Cake", precisamente por el molde en el que recomienda hacerlo. Yo le he titulado "Bundt cake de Navidad" porque el aroma que desprende nos transporta a esa época del año. Esl libro está en inglés, como muchos otros que tengo en casa, pero me he acostumbrado tanto a leer recetas en este idioma que en algunas no tengo que buscar el significado de una sola palabra.

INGREDIENTES:

- 200g de harina de arroz
- 100g de almidón de maíz
- 1 cucharadita de canela molida
- 1 cucharadita de jengibre molido
- 1/4 de cucharadita de nuez moscada rallada
- 1/8 de cucharadita de clavos molidos
- 1/8 de cucharadita de cardamomo molido
- 1 y 1/2 cucharadita de levadura química
- 1/4 cucharadita de sal
- 240g de mantequilla sin sal
- 300g de azúcar
- 4 huevos tamaño L a temperatura ambiente
- 1 vaina de vainilla
- 240 ml de leche templada
- 1 cucharadita de Psyllium
- 1 puntita de cuchara de goma Xantana.


PREPARACIÓN:

Precalentamos el horno a 180º mientras preparamos la masa.
Mezclamos en un bol los ingredientes secos a excepción del azúcar (tampoco la vainilla). Reservamos.
Batimos la mantequilla junto con el azúcar hasta que la mezcla sea suave y cremosa.

Añadimos los huevos uno a uno, esperando que el anterior esté bien integrado antes de añadir el siguiente. En este punto añadimos la pasta del interior de la vaina de vainilla.
Reducimos la velocidad del robot de cocina y añadimos la mezcla de ingredientes secos en tres veces, alternando con la leche, y finalizando con harina.


Engrasamos un molde con mantequilla y espolvoreamos con harina de arroz. Vertemos en él la masa e introducimos en el horno, bajando la temperatura entonces a 170ºC, calor arriba y abajo.
Horneamos entre 50 y 55 minutos, comprobando el grado de cocción pinchando con un palillo, que debe salir limpio. Sacamos del horno y dejamos reposar durante 10 minutos antes de desmoldar.
Dejamos enfriar sobre una rejilla.

Cuando esté bien frío decoramos con azúcar glass espolvoreada. Si el bizcocho aún está caliente, absorberá el azúcar glass. Quedará más dulce, pero la decoración desparecerá.

No dejéis de hacerlo, es muy rico al paladar y además se conserva tierno durante varios días. ¡Porque aunque no lo parezca, es un pedazo de bizcocho!




domingo, 28 de octubre de 2018

BOLLITOS DE CALABAZA Y LECHE CONDENSADA


¡Halloween! Desde hace varios años está irrumpiendo con fuerza en nuestro país. Pero al margen de si somos o no partidarios de esta fiesta importada, lo cierto es que las calabazas están muy presentes en nuestra gastronomía en esta época del año. Tengo la suerte de que mi padre tiene huerto y me da muchas cada año. Me encantan en forma de crema, y cómo no... ¡en la repostería! Los bizcochos de calabaza son algo exquisito. 
Desde el año pasado tenía guardada esta receta de Teresa de Celicius Gluten Free. Me parecía alucinante la mezcla de calabaza y leche condensada, pensé que tenía que estar delicioso. ¡Y no me ha defraudado! En casa nos ha encantado. La masa es muy, muy fácil de manejar. Tanto, que a las niñas les ha permitido hacer sus propias figuras ¡y disfrutar una vez más en la cocina! Hice unos cambios en las harinas porque la original lleva Ceresin y yo nunca la he utilizado.



Han hecho un fantasma, un helado, un gorro de gruja... ¡y hasta un árbol de Navidad! (o eso dicen...)
No podéis dejar de hacer esta receta que no puede ser más fácil... ¡ni estar más rica!

INGREDIENTES:

- 200g de leche condensada
- 50g de mantequilla sin sal en pomada
- 60 ml de leche
- 8g de levadura seca para masas dulces
- Una cucharadita de azúcar
- 350g de puré de calabaza. Yo cocí al vapor 400g de calabaza ya pelada y luego la deshice con un tenedor)
- Una cucharadita de sal
- 400g de almidón de maíz
- 100g de almidón de trigo
- 50g de harina de arroz
- 10g de Psyllium
- 10g de goma Xantana
- 10g de lecitina de soja molida (en molinillo de café la molí yo)
- Un huevo para pintarlos antes de meterlos al horno.

PREPARACIÓN

Templamos la leche y la mezclamos con el azúcar y la levadura seca. Batimos hasta que espume y reservamos.
Ponemos en el bol del robot las harinas, Xantana, Psyllium, lecitina de soja y sal. Removemos con el gancho amasador. Añadimos entonces el puré de calabaza. A continuación añadimos la mezcla de leche y levadura y más tarde la leche condensada.En este punto la masa es una maravilla. Es una gozada ver cómo ha ido cogiendo consistencia. Cuando veamos que está todo integrado, añadimos la mantequilla en dados y esperamos a que se integre. Y ya tenemos lista la masa. Hacemos una bola y la dejamos levar tapada con papel film en el lugar más cálido de la casa, alejada de corrientes de aire. 





Yo aquí ya sabía que esta receta iba a ser todo un éxito, porque la manejaba fenomenal ya antes del reposo, y olía fenomenal.

Pasado el tiempo de levado, precalentamos el horno a 200ºC y mientras vamos formando las piezas. Quise hacer las típicas calabacitas, y bueno, no quedaron mal del todo. Greñaron un poquito por abajo, quizás hubiesen agradecido un poquito de humedad en el horno para mantener íntegra su forma. La próxima vez probaré. Por si nunca lo habéis visto, se hacen enrollando a  una bolita de masa un hilo de cocina. Yo no tenía y mojé en aceite un poco de lana, y ha ido bien.

 Para hacer caracolas, ya sabéis, es muy fácil.




Cuando tengamos todas las figuritas formadas, pintamos con huevo batido con una pizca de sal e introducimos al horno ya caliente. Bajamos la temperatura a 180ºC y horneamos durante unos 20 minutos aproximadamente, dependiendo del horno y del tamaño de las piezas. Intentad que en una misma bandeja no haya mucha diferencia de tamaño, o las piezas pequeñas se quemarán.




Crecen hacia arriba, así que la separación que véis en la foto es más que suficiente. 
Al terminar el tiempo de horneado, los bollitos tendrán un leve color dorado por arriba. Sacamos y dejamos enfriar sobre una rejilla.



 Realmente están buenísimos, en su punto justo de azúcar, un pan dulcecito y suave. ¡No dejéis pasar la oportunidad de disfrutarlos!







domingo, 14 de octubre de 2018

INTENTO DE GALLETAS CAMPURRIANAS



Llevo varios meses intentando imitar el sabor tan característico de las galletas Campurrianas. Para mí se está convirtiendo en tarea imposible. Sin embargo, en uno de esos intentos, surgieron estas maravillosas galletas. Su sabor, riquísimo. Nada parecido a algo que hubiese hecho anteriormente. Mis hijas las devoraron, y me piden constantemente volver a hacerlas. Por ello he decidido subirlas al blog, para que queden aquí y ellas las puedan hacer cada vez que lo deseen. No puedo decir que sepan a Campurriana, aunque el sabor recuerda al de esas pastas. La receta es la mezcla de varias que he encontrado por la web, he cogido de cada una lo que me parecía que le podía aportar un sabor parecido al de las originales. Hay recetas que se consiguen enseguida y otras que cuestan una eternidad. Pero también disfruto probando, cambiando este o aquel ingrediente... ¡y las peques también!

INGREDIENTES: 

- 2 huevos
- 60g de azúcar blanquilla
- 65g de azúcar de coco 
- 45g de aceite de girasol
- 20g de preparado para flan Hacendado
- 125g de almidón de maíz
- 75g de almidón de mandioca
- 25g de harina de arroz
- 25g de harina de coco
- 5g de levadura química
- Puntita de cuchara de goma Xantana.
- Una pizca de sal

PREPARACIÓN:

Mezclamos en un un bol las harinas junto con el preparado para flan, sal, levadura y Xantana. Reservamos.
Batimos en un bol los huevos junto con el azúcar. Cuando la mezcla esté homogénea, añadimos poco a poco el aceite. 
Añadimos a continuación la mezcla de ingredientes secos y removemos hasta que esté todo integrado. Obtendremos una consistencia similar a ésta:




Ahora solo se trata de hacer bolitas de masa del tamaño que más nos apetezca (todas iguales, eso sí, para que la cocción sea uniforme). 

Debemos aplastarlas. Esta masa no lleva mantequilla, por lo que no se expandirán en el horno, sino que crecerán hacia arriba. Es curioso ver cómo se convierten en pequeños panes, con su greña y todo. El olor que impregna la cocina es adictivo.

Bien aplastaditas para que queden bien. 
Precalentamos el horno a 200ºC. Introducimos la bandeja y horneamos a 180ºC durante aproximadamente 14 minutos, dependiendo de su tamaño, calor arriba y abajo. Cuando los bordes comiencen a dorarse será señal de que están hechas.
Sacamos del horno y dejamos enfriar sobre una rejilla.

Seguiré intentando conseguir el anhelado sabor, porque el aspecto y la textura ya está logrado... Espero poder publicar algún día la receta conseguida. Mientras tanto, os recomiendo mucho éstas. ¡Nos vemos pronto!



viernes, 12 de octubre de 2018

BIZCOCHO PASIEGO DE LA MARQUESA CON HABA TONKA



¿Os gustan los sobaos? En su día publiqué en el blog la receta, podéis verla aquí. Pues este bizcocho recuerda muchíííísimo a ese sabor tan peculiar. En casa les encanta. Es conocido como "el Bizcocho de la Marquesa", y realmente es digno de ese nombre. Está buenísimo. Además, le añadí un sabor muy peculiar que hace solo unos meses que descubrí, el del haba tonka. Es una semilla muy aromática, procedente de un árbol llamado Dipteryx odorata. Es del tamaño de una judía.




Su uso está ampliamente extendido en la repostería francesa. En cambio, en otros países está prohibido, puesto que posee cumarina, que tiene un poder altamente coagulante. Debe ser utilizada con moderación. Pero, para que os hagáis una idea, una persona debería consumir unas 30 habas de una vez, y este bizcocho lleva tan solo una en toda su totalidad. Son difíciles de conseguir, pero ¿acaso hay algo que no se venda en Amazon? Sin duda, os recomiendo que la probéis. Su sabor es una mezcla entre vainilla, canela, caramelo y almendra. Un desafío para los sentidos. Justo lo que le faltaba a este bizcocho para ser aún más especial si cabe. La receta es del blog Un pedacito de cielo, y no fue nada difícil adaptarla al mundo sin glu.

INGREDIENTES:

- 3 claras de huevo
- 3 yemas
- 200 ml de nata liquida
- 125g de mantequilla en pomada
- 170g de azúcar
- 150g de harina de arroz
- 50g de almidón de maíz
- 1 cucharada sopera (16g de levadura química)
- 1 haba tonka rallada (opcional)
- 1 pizca de sal
- Unas gotitas de zumo de limón. 
- Una cucharadita de Psyllium
- Puntita de cuchillo de goma Xantana.


ELABORACIÓN:

Montamos las claras a punto de nieve con una pizca de sal y unas gotitas de zumo de limón. Reservamos.
Montamos la nata bien firme. Recordad que para conseguirlo la nata deberá estar muy fría y el recipiente para montarla también.  Reservamos.
Mezclamos en un bol los ingredientes secos: harinas, levadura, ralladura de haba tonka, Psyllium y Xantana. Éstos últimos son prescindibles, pero es cierto que contribuyen a la esponjosidad y mejor conservación de la repostería. Yo tengo costumbre de ponérselos a todos mis bizcochos.
Comenzamos a elaborar la receta: batimos las yemas con el azúcar y la mantequilla en pomada hasta que la mezcla blanquee. Añadimos la mezcla de harinas poco a poco.
Añadimos la nata montada y mezclamos con una espátula, con movimientos envolventes. 



Finalmente añadimos las claras montadas, con suavidad, intentando que pierdan el mínimo aire posible. 




Cuando veamos que la mezcla está homogénea, la vertemos en un molde engrasado. Yo utilicé mi corona de otoño, aunque no se aprecia bien en las fotografías, es un molde precioso. 
Metemos en horno precalentado a 200ºC y bajamos la temperatura a 180ºC. Horneamos durante 30-40 minutos, dependiendo del horno y de la profundidad del molde.
Sacamos y dejamos enfriar sobre una rejilla.



En casa, desde luego, se ha convertido en un habitual. Y no me extraña. ¡Probadlo y me contáis!






















MAGDALENAS CLÁSICAS DE LIMÓN Y CANELA





Día del Pilar. Reunión familiar (mi madre así se llama). Necesitaba improvisar algo rápido, pues no había tenido tiempo de hacer nada el día anterior. Había que ir a lo seguro, cuando hay que hacer algo para mucha gente no es momento de probar nada nuevo, pues te puedes quedar sin acompañamiento para el café. 
Entonces, me he acordado de mi admirado Xavier Barriga y sus famosas (en el mundo entero) magdalenas clásicas. Nunca fallan. El copete, precioso. Y da igual si las haces con o sin gluten, triunfarás sin duda. 
La receta está adaptada a ingredientes sin gluten, y además, pongo aproximadamente la mitad de aceite. Me gusta más como quedan. Encontraréis la original en su libro "Magdalenas". Os lo recomiendo. Éstas son las más sencillas, pero tiene muchas otras igualmente deliciosas. La ventaja de éstas, que los ingredientes son habituales en una cocina. Vamos allá.


 INGREDIENTES:
  • 125 g de huevos (2 huevos M)
  • 175 g de azúcar
  • 60 ml de leche
  • 100 ml de aceite de oliva
  • 160 g de harina de arroz
  • 50 g de almidón de maíz
  • 7 g de levadura química tipo Royal
  • Una pizca de sal
  • Ralladura de limón al gusto
  • Canela al gusto
Batimos los huevos con el azúcar hasta conseguir una mezcla homogénea. Bajamos la velocidad del robot e incorporamos la leche poco a poco, y después el aceite.
En un bol aparte mezclamos los ingredientes secos: las harinas, levadura, sal, canela y ralladura de limón. Los añadimos al bol anterior con el robot también en marcha lenta.
Cuando todo esté bien integrado, batimos durante unos 3 minutos a marcha rápida. La masa será semilíquida.



Metemos en el frigorífico al menos durante una hora u hora y media. Pueden estar también toda la noche. Si tenéis prisa, podéis meter el bol al congelador durante una media hora.
Precalentamos el horno a 250 grados (o el máximo que dé nuestro horno).
Sacamos de la nevera y removemos enérgicamente con una espátula.
Rellenamos los moldes un poco más de los ¾ de su capacidad.
Horneamos durante 14-16 minutos. A 180º los primeros 6 minutos, a 170º los siguientes 6 y a 160º los últimos hasta que estén cocidas. ¡Es una gozada ver cómo crecen en el horno!

Sacamos la bandeja y dejamos enfriar sobre una rejilla.



Realmente son estupendas, con un sabor muy tradicional y un sabor que gusta a todo el mundo. 
¡Que las disfrutéis! 



martes, 4 de septiembre de 2018

CHURROS



Temporada de ferias, de fiestas de los pueblos por doquier, de ir por la calle y ese embriagador olor a churro que te atrapa... y no lo puedes comer. Es una de las peores cosas que lleva mi niña celíaca. Le encantan los churros, los comería a diario, pero muchas veces tiene que pasarse ganas porque encontrar una churrería sin gluten es como encontrar una aguja en un pajar.
Por suerte dimos con la receta ideal. Probé varias antes de llegar a ésta. Es muy difícil imitar ese sabor tan particular, esa textura crujiente por fuera pero tierna por dentro. ¡Pero la encontramos! El autor es Mateo Sierra. Modifiqué un poco la cantidad de líquido, quizás debido a que utilizamos diferentes marcas con sus diferentes grados de absorción. Desde que hice por primera vez esta receta, ya no queremos otra. Allá va.

INGREDIENTES:

- 80g de almidón de maíz 
- 20g de almidón de trigo
- 25g de harina de arroz
- 2,5g de Psyllium
- 200g de agua
- 1 yema de huevo
- 9g de azúcar moreno
- 5g de sal.
- AOVE para freír.


PREPARACIÓN:

Mezclamos en un bol las harinas junto con el agua, la sal y el azúcar. Cuando esté homogénea, la pasamos a un cazo y ponemos a fuego bajo sin dejar de remover, hasta que la textura sea como una bechamel. En este momento añadimos el Psyllium y retiramos del fuego. Removemos bien para que se integre y dejamos entibiar. Cuando esté templada añadimos la yema de huevo y removemos bien hasta que la masa sea homogénea. La textura es una cosa así:





 Rellenamos nuestra churrera. Por vuestra propia seguridad recomiendo que no se utilice otro utensilio diferente. Hacer churros sin la churrera puede comprometer vuestra propia integridad. Los churros que no han sido prensados en churrera crean burbujas de aire que  hacen que el aceite salte por los aires. No es ninguna tontería. Es algo muy grave. Con la churrera, jamás he tenido problemas, porque es el instrumento creado especialmente para estas recetas. Su precio ronda los 6 euros y no ocupa apenas espacio en la cocina.
Calentamos abundante aceite, los churros deben flotar. Debe estar bien caliente pero no llegar a humear. Podemos comprobar si está en su punto echando una bolita de masa. Si flota y se hincha estará listo.

Echaremos la masa con ayuda de la churrera haciendo un círculo desde el exterior hacia el centro de la sartén. En mi caso hice porras, con lo cual no cabía mucha cantidad de masa, porque de lo contrario se hubiese pegado.




Le daremos la vuelta cuando veamos que va cogiendo color. Le cuesta un rato, es una masa que tarda en cocinarse. Eso que veis en la foto tardó unos 4-5 minutos de cada lado. Si el fuego está excesivamente fuerte, puede quedar demasiado duro por fuera y crudo por dentro. Si está muy flojo, se aceitará y no quedará bien. En mi vitrocerámica, de las 14 potencias que tiene, los he frito en una 12.




Cuando veamos que ha cogido suficiente color, lo sacamos y lo escurrimos sobre papel absorbente.




Cortamos al tamaño deseado y espolvoreamos con azúcar. Esto es una opción de cada uno. En el caso de los churros sin gluten, se me hace imprescindible. No hay harina que tenga el suave sabor del trigo, pero con azúcar por encima el sabor gana muchísimo, podría incluso confundirse con un churro con gluten.


Repetimos la misma operación con el resto de la masa que reposa en la churrera, hasta terminarla.




Espero que os guste la receta, y sobre todo que la hagáis. Los buenos churros sin gluten están al alcance de todos, y no siempre tienen que ser los congelados de los supermercados que, si bien nos sacan de más de un apuro, se venden a precio de sangre de unicornio (como dice mi amiga Diana).

¡Nos vemos en la próxima!











CINNAMON ROLLS/ ROLLITOS DE CANELA



Cinnamon rolls. Desde que los probé por primera vez en Estocolmo, quedé absolutamente prendada de su sabor. Es un dulce diferente, su textura se asemeja más a un panecillo que a un bizcocho, y la sensación en la boca es algo difícil de explicar.  Hace años los hacía según la receta sueca, de un librito en español que compré allí sobre los clásicos de la cocina sueca. La celiaquía de Almudena me obligó a buscar una nueva receta, al ser tan difíciles de adaptar estas masas que necesitan fermentación. Y la encontré. Es de un libro llamado "Postres caseros sin gluten", de Larousse. Realmente quedan muy ricos. ¿Por qué renunciar a ellos, si es posible hacerlos en casa, en el momento que queramos?

INGREDIENTES:

- 80 ml de leche entera.
- 1 cucharada de levadura seca para masas dulces
- 30g de harina de arroz
- 140g de harina de arroz integral
- 35g de fécula de patata
- 15g de harina de coco
- 1 cucharadita generosa de goma guar
- Una pizca de sal
- 80g de azúcar
- 2 huevos + 1 yema
- 3 cucharadas de aceite de girasol
- 50g de mantequilla derretida
- 50g de azúcar moreno
- 1 cucharada generosa de canela
- 75g de pasas amarillas (yo no le pongo)
- Azúcar perlado para espolvorear (de la receta sueca, que además añade cardamomo a la masa)


PREPARACIÓN:

Templamos la leche y la mezclamos con la levadura y una cucharada de harina de arroz. Cuidado con no pasarse de temperatura o la levadura morirá. Dejamos reposar durante 15 minutos.
Mezclamos mientras tanto el resto de harinas con la goma guar, la sal y el azúcar. Batimos los huevos y la yema con el aceite, y lo añadimos a la mezcla de harinas. Incorporamos entonces la leche con la levadura y amasamos hasta su total integración. Hacemos una bola con la masa.
Espolvoreamos la superficie de trabajo con harina de arroz. Ponemos la bola de masa y extendemos con ayuda de un papel de horno colocado entre la masa y el rodillo. Procuramos hacer la forma de un rectángulo. No es necesario que sea perfecto.


En este paso lo correcto es pintar con la mantequilla derretida y espolvorear con el azúcar y la canela. Yo lo que hago es mezclar esos tres ingredientes y pintar la superficie con ellos.


El resultado que se obtiene es similar. A continuación, enrollamos la masa por su parte más ancha. Vais a ver que se trabaja bien con ella.







Tampoco es necesario que el rollo quede perfecto. ¡Saldrán igual de buenos!

Cortamos en porciones iguales, de 1 a 1,5 cm de grosor, que iremos poniendo en una fuente de horno previamente engrasada con mantequilla.





Los rollos levarán, y luego crecerán en el horno, así que es mejor colocarlos separados. Tapamos con papel film y dejamos reposar entre 1:30 y 2h en un lugar alejado de corrientes de aire.

Pasado ese tiempo, espolvoreamos los rollitos con azúcar perlado e introducimos en el horno precalentado a 200ºC. Horneamos a 190ºC durante 20 minutos, calor arriba y abajo, en la rejilla central del horno. Ahora toca deleitarse con el aroma que sale del horno e impregna toda la casa. ¿Acaso no es la canela uno de los mejores aromas del mundo?
Sabremso que están hechos cuando su superficie esté ligeramente dorada.


Sacamos de la fuente con ayuda de unas pinzas y dejamos enfriar sobre una rejilla.





Pueden servirse calientes o fríos. Aguantan bien varios días si se conservan en recipiente hermético.



¡No dejéis de probarlos! ¡Os sorprenderán!




miércoles, 29 de agosto de 2018

PASTÉIS DE NATA/PASTELES DE NATA




Vacaciones... qué mejor momento para cocinar sin prisa, para hacer todos esos platos que se nos antojan durante el resto del año pero que no tenemos tiempo de preparar...
Hoy traigo una receta portuguesa. Mi familia está íntimamente ligada a ese país. Podría decirse que por mis venas corre sangre portuguesa, puesto que mis antepasados eran nativos de allí. El abuelo materno de mi padre era portugués, y de ahí para atrás, todos portugueses. Mi padre nació a escasos 2 km de la frontera, y vivió su infancia en aquel pueblecito pacense donde la mayoría de la gente entiende y habla portugués. La cocina portuguesa está presente en la zona y la conocen y dominan a la perfección.
Estos pasteles habían sido creados en mi cocina antes del diagnóstico de mi hija. Buscando un día una receta de arroz de marisco portugués, el mejor arroz que he probado nunca, me topé con la página saborintenso.com. De ahí he conseguido extraordinarias recetas como el bacalhau dourado, variopintas cataplanas y estos estupendos pasteles. Todas las recetas llevan un vídeo para ver su preparación. Es mi página de referencia en la gastronomía del país vecino. Adaptar ésta al mundo singlu fue fácil, tan sólo hay que cambiar el hojaldre por uno apto.
Espero que los disfrutéis, que os atreváis a probarlos si es que no lo habéis hecho nunca.

INGREDIENTES: (Para 10-12 pastéis)

- Un paquete de masa de hojaldre sin gluten, de entre 250 y 300g (suelo usar la masa de Ahorramas)
- 250 ml de leche
- La cáscara de medio limón
- Una rama de canela
- 30g de almidón de maíz
- 250g de azúcar
- 125 ml de agua
- 4 yemas de huevo
- Azúcar glass y canela molida para espolvorear.


PREPARACIÓN:

Diluimos la maizena en unos 50ml de leche, hasta que no haya grumos. Ponemos a calentar el resto de la leche, junto a la cáscara de limón y el palo de canela. Este sencillo olor me encanta.
Cuando empiece a hervir, añadimos el vaso con la maizena y mantenemos al fuego, removiendo, hasta que vuelva a hervir. Apartamos.
En otro cazo, calentamos el agua y el azúcar. Cuando hierva, bajamos el fuego y mantenemos durante 3 minutos más.
A continuación añadimos la mezcla de agua con azúcar al cazo de la leche, poco a poco y removiendo en todo momento para evitar que aparezcan grandes grumos. La mezcla resultante habrá de colarse, para quitar los grumos que hayan podido formarse, el limón y la canela. Dejaremos que se enfríe por completo.
Mientras, ponemos el horno a precalentar a 250ºC. Desenrollamos nuestra masa de hojaldre, le quitamos el papel sobre el que va enrollado y volvemos a enrollar, asegurándonos de que quede bien apretado. Cortamos a continuación porciones de más o menos un dedo de ancho. Según la masa que utilicemos, nos saldrán 10,11,12... Es preferible hacer menos pasteles pero que queden bien, sobre todo, porque si ponemos poco hojaldre, se quemará en el horno antes de que la crema llegue a hacerse por completo.






Podéis unir las dos porciones de las esquinas para formar una sola, porque al ser redonda la masa, las esquinas quedan muy finitas. Pero con dos, problema resuelto. Las ponemos sobre unos moldes adecuados, en Portugal usan flaneras de acero inoxidable.

Yo a pesar de que tengo en casa, no puedo dejar de confiar en la antiadherencia de mi molde Le Creuset para magdalenas, así que siempre uso ese. En otro caso, untar con mantequilla antes de poner la masa para que no se pegue.





Aquí viene la única "complicación" de la receta, si es que se le puede llamar así. Hay que extender la masa en cada hueco, de manera que quede más fina en el fondo que en los bordes. Quizás pueda ser preciso que nos mojemos ligeramente los dedos. Podemos hacerlo con total tranquilidad.



No es necesaria la perfección. De hecho, ahí está lo bonito, que se note que son artesanales, hechos a mano, diferentes entre sí.

Cuando terminemos este paso, lo más probable es que la crema ya se haya enfriado. Sólo queda entonces el último paso: añadir las yemas. Mezclamos bien para que se integren y volcamos una pequeña porción de la crema terminada sobre cada uno de nuestros moldecitos de hojaldre. No deben sobrepasar el borde de la masa. Vais a ver que sobra crema. Os llegará para un segundo paquete de hojaldre. Yo la dejo en el frigorífico y la utilizo dentro de los 3 días siguientes. Es mucho más rápido: solo hay que colocar el hojaldre en los moldes, poner la crema encima y al horno.






¡Y al horno! Precalentado a 250ºC, mantenemos esa temperatura durante unos 14 minutos, situada la bandeja en la rejilla central, calor arriba y abajo. La crema se dorará, y eso será señal de que ya están hechos. Si se alcanza el tiempo y no se han dorado, podemos subir la rejilla más arriba y poner la función grill, durante un par de minutos más. Al alargar la cocción con calor arriba y abajo, nos arriesgamos a que el hojaldre se queme, o bien a que se edurezca más de lo debido.

Finalizado el tiempo sacamos del horno.



Dejamos enfriar un par de minutos y desmoldamos, colocándolos sobre una rejilla.





Es un dulce que puede tomarse recién hecho, templado e incluso frío de frigorífico. Está igual de rico.
Lo ideal es que, justo antes de consumir, espolvoreemos los pastéis con azúcar glass y canela en polvo. Les da un toque perfecto.




¡Espero que los probéis! Seguro que se convertirá en una receta cabecera de vuestra cocina, igual que lo es de la mía. ¡Nos vemos pronto!