El jardín de las celicias

El jardín de las celicias
Con todas estas recetas intento que la infancia de mis hijas, especialmente la de Almudena, sea un poquito más feliz.

lunes, 17 de enero de 2022

MAGDALENAS VALENCIANAS


Adoro las recetas tradicionales, españolas y del resto de Europa. Y estas magdalenas valencianas son una de esas recetas que saben a pueblo, a tradición, a infancia.
La receta original es de Susana de Webos fritos, está incluida en su libro “Magdalenas”. He perdido la cuenta de las recetas que he hecho desde que tengo esa publicación (la compré a los pocos días de su venta, hace varios años) y a cuál más rica. La he adaptado para hacerla sin gluten y además he añadido ralladura de limón y naranja, que es un aroma que no sé bien por qué tengo asociado a este tipo de dulce.
Lo más difícil de esta receta es que queden bonitas de forma, pues es complicado encontrar un molde con cavidades rectangulares del mismo tamaño que los papeles para estas magdalenas, que no son estándar. Así que me las apaño con unos moldes de silicona para plumcake, y de esa manera quedan medianamente decentes. Lo que os puedo asegurar es que queden alargadas, cuadradas, triangulares o sin una forma definida, quedarán siempre deliciosas.

INGREDIENTES: (para una docena aproximadamente) 

- 3 huevos
- 150 g de azúcar y un poco más para la decoración final
- 40g de leche
- 150g de aceite de girasol
- 25g de miel
- 150g de harina de arroz
- 75g de almidón de maíz
- 1 cucharadita de Psyllium
- Puntita de cuchara de goma xantana
- 10g de levadura química tipo Royal
- La ralladura de 1/2 naranja
- La ralladura de 1/2 limón
- 1 pizca de sal

ELABORACIÓN

Precalentamos el horno a 200ºC.
Preparamos nuestros moldes. Fijaos cómo las horneo yo:


Estos moldes de plumcake tienen la medida justa para que no se desparrame la masa, porque unos papeles actúan de contención sobre los otros, y las propias paredes del molde de silicona otorgan la contención final. Cada magdalena lleva 3 papeles, pues los que tengo son muy finos. Además de las que veis en la foto, me salieron otras 6 magdalenas más.

Comenzamos batiendo bien los huevos con el azúcar con unas varillas, hasta que estén espumosos. Como esto tardará al menos 5 minutos, vamos mezclando en un bol aparte las harinas junto con la sal, el Psyllium, la xantana, la levadura y la ralladura de los cítricos. Reservamos.
Cuando la mezcla esté lista, añadimos la leche poco a poco sin dejar de batir, y a continuación el aceite. Acto seguido incorporamos la miel.
Cuando esté todo integrado, cambiamos las varillas por la mariposa del robot, o bien comenzamos a remover con una espátula. Agregamos la mezcla de harina poco a poco, con el robot en marcha lenta o bien removiendo con la espátula con movimientos envolventes. La masa final tendrá un aspecto similar a éste:


Ya solo nos queda rellenar nuestros moldes. Yo echo la masa en una jarrita medidora pequeña y voy rellenando. Recordad que debemos dejar un espacio en la parte superior, no rellenar hasta arriba porque en el horno crecerán.


Decoramos nuestras valencianas con un poco de azúcar dispuesta en el centro de cada magdalena, a lo largo.


¡Y al horno! Colocamos en la rejilla central y bajamos la temperatura a 180ºC. Susana hornea durante 15 minutos, pero ella simplemente pone dos papeles en cada magdalena. Yo, como utilizo estos moldes, necesito entre 10 y 12 minutos más, porque como podréis imaginar, el calor no se distribuye de la misma manera que si pudiese circular libremente entre las magdalenas. 
Ya sabéis lo que me gusta asomarme al horno mientras estoy horneando algo, pero… ¿acaso no es una maravilla contemplarlo?


A estas alturas la cocina ya huele que alimenta y las magdalenas ya tienen un dorado que enamora. Si se doran en exceso, será necesario cubrirlas con un trozo de papel de aluminio para que terminen de cocerse por dentro. Podemos comprobar la cocción como siempre. Lo que no os recomiendo es que abráis el horno demasiado pronto o el cambio de temperatura hará que se hundan por el centro.
Finalizada la cocción, sacamos y dejamos enfriar sobre una rejilla.
Mirad todas las que salieron… y alguna falta, que en casa siempre les gusta hacer la “cata”. Yo las conservo en este Cake Keeper de Nordic Ware, y se mantendrían jugosas durante días… si llegasen.


Su interior es tiernísimo, y contrasta a la perfección con la capa superior de azúcar crujiente. En casa les encantan y se las comen de dos en dos, así que, como os digo, duran muy poco. 


¿Vais a dejar pasar la oportunidad de probar algo tan sencillo y tan rico?