El jardín de las celicias

El jardín de las celicias
Con todas estas recetas intento que la infancia de mis hijas, especialmente la de Almudena, sea un poquito más feliz.

miércoles, 28 de agosto de 2019

FLORES DE CARNAVAL O FLORES MANCHEGAS




Hoy subo una receta propia de la época invernal. Pero es que estaba recién llegada de vacaciones, más de 20 días sin hacer nada de repostería, y tenía un "mono"... No quise encender el horno, porque realmente hacía calor, y decidí ponerme a freír. No es que sea algo fresquito, pero ¡nos apetecían tanto estas flores! Porque, como dice mi amiga Diana, estos dulces son algo que no se vende en la calle, son una de estas cosas que, o las haces en casa, o no las puedes comer. Y creo que todo celíaco se merece probarlas de vez en cuando. 
Se llaman flores manchegas porque son muy típicas de esa parte de la geografía española, sobre todo en la zona de Ciudad Real, donde se cree que su forma nació imitando la Cruz de Calatrava, una orden militar de los tiempos de la Reconquista. Otros remontan su origen a los árabes, probablemente también por su geometría, que tanto nos recuerda a sus ostentosas decoraciones.
Es muy frecuente verlas en las casas de esta zona en la época de Carnaval y la Cuaresma, acompañando a torrijas y pestiños. Y lo bueno de hacerlas en casa es ¡que se pueden comer en cualquier época del año!
Hay un requisito fundamental que hay que tener, y es el molde metálico que les da su forma. Sin él, podriamos hacer pestiños con esa misma masa, pero el resultado no es el mismo. Es esa presentación "hueca" la que le confiere ese sabor especial a la receta.
Vamos allá.

INGREDIENTES: 

- 150ml de leche
- 1 huevo M
- 100g de almidón de maíz
- 120g de fécula de patata (o un poco más si es preciso)*
- Una cucharada de azúcar.
- Una pizca de sal
- Aceite para freír (oliva o girasol) 

Azúcar y canela (si se desea) para rebozar las flores una vez fritas.

*Si no tenéis fécula de patata, podéis utilizar solamente almidón de maíz. El resultado es muy similar. 

PREPARACIÓN: 

Batimos todos los ingredientes en un bol, hasta conseguir una mezcla homogénea, sin grumos. La consistencia será como la de la masa para hacer crêpes. 







Ponemos la masa en un recipiente hondo. Si vuestro accesorio es recto, es ideal el vaso de la batidora. En mi caso utilizo un plato porque tiene un doblez para que se utilice más fácilmente.




































Y estaréis pensando... ¿otro cacharro más para la cocina? Pues sí... Pero ocupa muy poco espacio, y lo que es más importante, cuesta muy poco dinero. Se compra en ferreterías y no cuesta más de 3-5 €.
Con que las probéis una vez, sabréis que habrá merecido la pena.

Ponemos el aceite a calentar en una sartén con fondo, con el molde dentro, y colocamos el recipiente con nuestra mezcla al lado. Esto es algo muy importante: el accesorio debe estar bien caliente antes de mojarlo en la masa. Hay personas que dicen que hay que tener dos sartenes, para que el accesorio siempre esté caliente. Yo no lo considero así. En 15-20 segundos se calienta, no necesito tener otra sartén para ello.


Cuando el aceite esté bien caliente, sacamos el artilugio del aceite y lo sumergimos en la mezcla, con cuidado de no introducirlo hasta arriba del todo, pues de lo contrario la flor no podría despegarse de él. 





Acto seguido, introducimos el artilugio en el aceite, sujetándolo durante unos segundos para que no toque el fondo, hasta que la flor se despegue por sí misma.








Al principio veremos que se hacen muchas burbujas en el aceite, y a los pocos segundos vuelve a su estado inicial. Si pasados 5-10 segundos la flor no se hubies despegado, podemos hacer movimientos suaves arriba y abajo y hacia los lados para ayudarla, e incluso podemos utilizar una cuchara de madera para despegarla con cuidado. Es muy normal que esto ocurra en las primeras flores que se hacen.




Cuando veamos que la flor se ha dorado, le damos la vuelta. Se tardan unos pocos segundos en freír.
Se recomienda freír de una en una para que el aceite no se enfríe al echar mucha masa, y así no queden demasiado aceitosas. 
Sacamos la flor y la dejamos escurrir sobre papel absorbente. Ponemos de nuevo el artilugio a calentar en el aceite y repetimos la operación hasta que se termine la masa.

Rebozamos las flores mientras están calientes en azúcar, o bien una mezcla de azúcar y canela al gusto. 




Esto es una tarea que a los niños les encanta realizar . ¡Dejadles colaborar en la cocina! De esa manera estaréis despertando su interés por la comida, por una comida sana y casera.


Y hasta aquí la receta de hoy. Quizá ahora no os apetezca mucho poneros a freír porque el calor aún nos acompaña, pero este invierno ¡no tendréis excusa!

¡Nos vemos pronto!