El jardín de las celicias

El jardín de las celicias
Con todas estas recetas intento que la infancia de mis hijas, especialmente la de Almudena, sea un poquito más feliz.

domingo, 26 de noviembre de 2017

PANDORO



La receta de hoy ha sido un reto personal. Itziar, a la que no conozco personalmente (algo que me encantaría), celíaca desde hace algún tiempo, quería una receta que no fuese muy complicada, y sobre todo, que no fuese muy larga. Es cierto que estas masas fermentadas requieren mucho tiempo de levado para conseguir ese sabor caracterísitico. Pero ella tiene un bebé lactante y no se veía capaz (al menos de momento) de ponerse a hacer uno así. Y adora el pandoro.
El pandoro es un pan dulce, cuyo origen se encuentra en la ciudad de Verona. Su sabor y textura recuerda mucho al brioche, pero es más ligero, más fermentado, y con un increíble sabor a vainilla.
El caso es que comencé a buscar recetas, sobre todo la receta original italiana (encontré la de las hermanas Simili, a las que admiro y sigo) y me di cuenta de que los ingredientes eran sencillos: harina, azúcar, levadura, mantequilla, huevos...  y mucha vainilla. Sólo faltaba combinarlas de la mejor manera posible para obtener esa textura tan peculiar, ese sabor tan intenso a vainilla. Es una receta aún mejorable, pero desde luego puede tratarse de un "quitadeseos". Y por supuesto tenía que comprarme el molde, porque no me podía resistir a esa forma de estrella tan navideña que queda cuando se corta.
A mi hija mayor le ha encantado comerse cada una de las pruebas, no conocía este dulce pero creo que se convertirá en un clásico en nuestra mesa en las Navidades venideras.

21711/2021: Edito porque he incluido en la receta una pasta aromática para darle más sabor. ¡Y me ha encantado!

INGREDIENTES (para un pandoro de unos 750g):

- 160g de almidón de patata
- 110g de almidón de maíz.
- 125g de harina de arroz.
- 135g de azúcar.
- 5g de goma xantana.
- 5g de levadura de panadería para masas dulces.
- 20g de miel o bien sirope de ágape
- 125ml de leche.
- 5 huevos medianos.
- 10g de Psyllium.
- 25g de aceite de oliva.
- 1 sobre de azúcar vainillado

Para la pasta aromática

- 125g de mantequilla en pomada
- 20g de miel
- Las semillas de una vaina de vainilla
- 30g de chocolate blanco de cobertura
- La ralladura de media naranja
- La ralladura de medio limón

Para la cobertura:

- 1 sobre de azúcar vainillado.
- 150g de azúcar glass.

ELABORACIÓN:

Lo primero que vamos a elaborar es la pasta  aromática, para que se vayan fundiendo los sabores. Fundimos el chocolate blanco, al baño maría o en el microondas. Mezclamos la mantequilla con el resto de ingredientes y reservamos a temperatura ambiente. ¡Huele de maravilla!



La noche anterior al horneado:

Batimos los huevos junto con el azúcar (blanco y vainillado) hasta obtener una mezcla homogénea, que haya aumentado su volumen.
Añadimos la leche y el aceite, poco a poco, para que se vaya integrando bien. Añadimos la miel o el sirope según nuestra elección.
Mezclamos aparte los ingredientes secos (harinas, xantana, psyllium y levadura) y se los añadimos a la mezcla.
Sólo nos quedaría añadir la mantequilla o pasta aromática, según la versión. He probado las dos maneras de hacerlo: hojaldrando o simplemente integrando. El hojaldrado le añade ligereza al bollo. Pero he de reconocer que con la integración simple el resultado también es muy bueno. Y se trata de simplificar la receta, ¿no?
Cogemos pequeños trozos de mantequilla con ayuda de una cuchara y los vamos añadiendo poco a poco al bol, removiendo despacio con una espátula.  Quedarán "trocitos" de mantequilla que no lleguen a deshacerse. No es necesario. Lo importante es que esté bien repartida (que no esté toda por arriba o toda por abajo). Ahora sería el momento de añadir los "toppings": pepitas de chocolate, frutos secos, frutas deshidratadas... integrándolas bien. Yo hice la receta clásica.

Engrasamos un molde de pandoro o similar (en mis pruebas llegué a utilizar incluso uno de pan de molde).
Vertemos la mezcla en él.





Esta es la apariencia que debe tener la masa en ese paso. Si os fijáis, se ven trocitos de mantequilla, tal y como os explicaba antes.
Tapamos con film transparente y dejamos levar en el lugar más cálido de la casa, alejado de corrientes de aire, al menos durante 8-12h. Por eso recomiendo hacer la masa por la tarde-noche. Así no se hace pesado: hago la masa por la noche y horneo al día siguiente. Dos pasos.
Por la mañana la masa habrá, al menos, triplicado su volumen. Creo que en la fotografía no se aprecia mucho, es difícil reflejarlo dentro del molde, pero así es:




Mi molde es para un pandoro de 1kg (las cosas a lo grande), por eso la masa no ha llegado al borde, y en las fotografías no se ve muy alto. Según el molde que tengáis, podéis aumentar proporcionalmente la cantidad de ingredientes. Yo no lo hice porque como estaba "en pruebas", no quería desperdiciar más harinas, que ya sabéis que no son precisamente baratas. Pero la próxima vez, ya que tengo la receta conseguida, lo haré.

Precalentamos el horno a 230ºC. Ponemos en la base del horno una bandeja con agua, para que el pandoro no se seque durante la cocción.
Introducimos el molde de pandoro en la rejilla del horno. Horneamos a 220ºC los primeros 5 minutos. A continuación, bajaremos la temperatura a 200ºC y continuaremos el horneado otros 35-40 minutos. Si es necesario, cubriremos el molde con papel de aluminio para que no se dore en exceso.

Sacamos del horno cuando al pinchar el pandoro, el pincho salga limpio.
Dejaremos enfriar sobre una rejilla.

Una vez frío, es hora de rebozarlo en azúcar glass. Para conseguir un sabor más intenso se me ocurrió moler un sobre de azúcar vainillado (recordar que es genérico) en un molinillo de café. Después lo mezclé con el azúcar glass.  Para conseguir el mejor acabado, lo ideal es hacerlo tal cual se hace con los pandoros que venden en los supermercados:  introducir el azúcar glass en una bolsa de plástico lo suficientemente grande como para que quepa el pandoro. Introducir después el bollo y cerrar. Agitar la bolsa como si de unas maracas se tratase. De esta manera el pandoro se impregna por igual por todos sus lados, el resultado es perfecto. En la fotografía no lo hice así porque justo se me habían terminado las bolsas de congelación que utilicé las otras veces. Como véis, la distribución del azúcar glass no es uniforme.

He quedado muy contenta con el resultado. Espero que vosotros también. Sobre todo, tened en cuenta que la receta no sigue los levados que debería, con su primera masa, su segunda masa  y su masa final. Eso lo dejo para otro capítulo. Ser madre, trabajadora y cocinera es demasiado para una mujer. Y el día sólo tiene 24h. ¡Nos vemos en la próxima!