El jardín de las celicias

El jardín de las celicias
Con todas estas recetas intento que la infancia de mis hijas, especialmente la de Almudena, sea un poquito más feliz.

domingo, 19 de diciembre de 2021

GOFRES DE CANELA DE SAARLAND (SAARLÄNDISCHE ZIMTWAFFELN)

 


El Adviento toca poco a poco a su fin, y hoy os traigo una de las recetas típicas de esta época. Son los gofres de canela alemanes. Lo más normal es que nunca los hayas probado, que ni siquiera hayas escuchado hablar de ellos, porque si ves las fotos, poco tienen que ver con los gofres de Lieja que conocemos. Así estaba yo hasta que, en un mercadillo de un pueblecito de la Selva Negra, los descubrí. Y desde aquel momento supe que tenía que reproducirlos en mi cocina.

Un irresistible olor a canela inundaba el ambiente aquella mañana, mientras paseábamos entre antigüedades, flores y utensilios de cocina. Comencé a buscar el origen de aquel aroma, y al poco me descubrí observando cómo una señora ya entrada en años, manejaba con una facilidad increíble una vieja plancha de hierro fundido, con unos bellos dibujos grabados. En su interior se cocía algo que yo reconocí como galletas, y que ellos llaman gofres de canela.

Ella no hablaba inglés y yo no entendía nada de su alemán. Por suerte su hijo nos hizo de intérprete. Su lugar de nacimiento era un pueblecito del estado de Saarland, cuyo nombre fui incapaz de retener. Saarland es una región alemana al sur del país, cruzada por el río Sarre, cuyo curso se inicia en Alsacia. Quizá por eso la mayoría de las planchas de hierro para gofres son francesas. 
Al parecer en aquel estado cocinan gofres de canela cada Adviento, y es tradición que la familia se reúna en la cocina para hacerlos juntos. Qué maravilla era escucharles hablar de su tradición. Me ofreció a probarlos, pero no quise porque mi hija mayor, celíaca, me acompañaba, y sentía cómo su boca salivaba igual que la mía. Les conté la razón por la que no quería probarlos, y le pregunté por la receta, para poder elaborarla algún día sin gluten. Les enseñé algunas fotos de los dulces que elaboraba,  la señora alabó mucho mi trabajo. Me dijo que lo más complicado sería encontrar la plancha para hornear los gofres, porque ni siquiera era algo que se vendiese en todo el país, al ser típico de una zona tan pequeña de Alemania. Y que además eran caras. Pero me apunté la receta en mi teléfono móvil, convencida de que algún día lo conseguiría. Una receta tradicional, de las de toda la vida, de las que a mí me gustan.

Cuál fue mi sorpresa cuando, habiendo pasado apenas unas semanas desde mi vuelta de vacaciones, vi una plancha eléctrica para gofres de canela en una tienda Lidl cercana a mi casa. ¡Apenas costaba 16 euros! Y además, tenía regulador de temperatura. Fue algo increíble, yo que creo tanto en el destino, pensé que algo ponía a mi alcance aquella máquina por alguna razón.


Ahora sé por qué. La gofrera hornea gofres en casa cada Adviento, y en primavera, y en verano... Porque es un dulce realmente irresistible. Es una textura crujiente y suave a la vez, con un sabor a canela que enamora. 

Por desgracia, Lidl hace años que dejó de vender la máquina. Es posible conseguirla en Amazon, pero a un precio prohibitivo. 

Así que si tienes la máquina, estás de suerte. Y si no, quizá tengas algún otro utensilio con el que puedas intentar esta receta. Existen gofreras que hacen gofres en forma de corazón, aunque son más gorditos, quizá de esa manera puedas probar su increíble sabor. Son adictivos. Recuerdo la frase de la señora : "una vez que los pruebes, no podrás dejar de hacerlos".


INGREDIENTES: Para unos 40-45 gofres de canela.

- 70g de mantequilla
- La ralladura de 1/2 limón
- 125g de azúcar
- 2 huevos
- 2 cucharaditas de canela
- 1 pizca de sal
- 2 pizcas generosas de pimienta molida
- 80g de almidón de maíz
- 80g de almidón de mandioca
- 80g de harina de arroz
- 1g de goma xantana
- 1 cucharada de ron

ELABORACIÓN:

Mezclamos las 3 harinas junto con la canela, la pimienta, la sal y la xantana. Reservamos.
Batimos la mantequilla junto con el azúcar. Añadimos los huevos uno a uno. Agregamos ahora la ralladura de limón y el ron.
Por último, añadimos las harinas y batimos la mezcla hasta que quede homogénea. Incluso probándola así ya está rica, ya nos hacemos una idea de lo que vamos a degustar.



Hacemos una bola y refrigeramos durante al menos una hora. Podemos dejar toda la noche en el frigorífico si lo deseamos. El enfriamiento es preciso porque debemos manejar la masa después, haciendo bolitas. Debe estar dura.

Calentamos la plancha para gofres a máxima potencia. Tened en cuenta que a las harinas sin gluten por lo general les cuesta más dorarse que al resto. Es por ello que hay que aplicar bien de calor. Engrasamos la placa con un poco de mantequilla extendida con un pincel.
Ponemos bolas de masa en los huecos de la gofrera, más o menos del tamaño de una nuez. La mía es para 8 gofres. Hay diseños preciosos en la web, cestas con flores, coronas, espirales y otros motivos realmente bonitos. La máquina de Lidl es muy sencilla. Pero no puedo pedir más.


Cerramos la gofrera. Cómo la cerremos dependerá de cómo nos gusten los gofres. Podemos cerrar hasta el final y quedará finos y crujientes. Pero podemos poner más masa en cada hueco y cerrarla suavemente para conseguir unos gofres gorditos y esponjosos. Tradicionalmente son los finos los que más gustan. Pero sobre gustos...

En unos 3-4 minutos estarán listos. 


Sacamos la plancha horneada y debemos cortarla inmediatamente o se endurecerá demasiado y la tarea será más complicada, aunque no imposible.


Tal y como me recomendaron, los gofres deben enfriar por separado. Si los ponemos calientes unos sobre otros se reblandecerán y no tendrán esa textura crujiente característica.

Como la mayoría de los dulces navideños, los gofres de canela son el regalo ideal. Al menos a mí me encantaría que me los regalasen.
 


Se conservan durante semanas en una caja de lata donde estén bien cerrados. ¡Pero no durarán tanto!

¡¡Feliz Navidad!!

 

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