El jardín de las celicias

El jardín de las celicias
Con todas estas recetas intento que la infancia de mis hijas, especialmente la de Almudena, sea un poquito más feliz.

lunes, 13 de abril de 2020

COCA DE LLANDA O COCA BOBA



Esta es una receta que tenía pendiente de subir al blog, y hoy por fin he sacado tiempo para hacerlo.
Era la primera vez que hacía este bizcocho, pero tengo claro que no será la última. En casa nos encantó. 
Se trata de un bizcocho tradicional valenciano. El nombre "Coca de llanda" hace referencia al utensilio en el que se hornea, traduciéndose como "bizcocho en lata". La receta es original valenciana, me la pasó mi amiga Itziar al ser la típica que siempre han hecho sus suegros y ella la adaptó, y como todas las recetas que me cede, está espectacular. Como me gusta decir en estos casos, "sabe a pueblo". A infancia, a juegos en la calle y meriendas ricas. 
Se caracteriza por la "costra" que se forma en su superficie, al ser espolvoreada de forma abundante con azúcar o una mezcla de azúcar y canela. Es un bizcocho muy, muy esponjoso, y con esa capa de azúcar, ¡ummm! creo que me comería una porción cada día.
Fotografié el paso a paso, como siempre, pero al borrarse todas las fotos de este año, solo conservo las finales que hago con mi cámara Réflex y alguna que compartí por Whatsapp. Una pena. Aunque de verdad, no tiene ninguna complicación.

INGREDIENTES:  

La receta original se hace con el doble de cantidades. Yo reduje a la mitad para poder hornearla en mi molde para cocas.

- 3 huevos
- 170g de harina de arroz
- 80g de almidón de maíz
- 250g de azúcar
- 250 ml de leche
- 125 ml de aceite
- La ralladura de 1/2 limón 
- 1 sobre y 1/2 de gaseosa Litines (1 y 1/2 del blanco y lo mismo del azul)
- 1pizca de sal

Azúcar y canela para espolvorear.


ELABORACIÓN: 

Precalentamos el horno a 200ºC.

Mezclamos en un bol las harinas junto a los sobres azules de las gaseosas. Reservamos.
En otro recipiente, diluimos los sobres blancos de las gaseosas en la leche. Reservamos.

Separamos las yemas de las claras y batimos estas últimas junto con la sal hasta que estén a punto de nieve. Cuando estén listas, añadimos el azúcar y las yemas y seguimos batiendo, hasta que la mezcla esté totalmente homogénea. Esto hará que la mezcla tome más aire y esté mas esponjosa que si echamos los huevos enteros.
Añadimos a la mezcla la leche que teníamos reservada. A continuación, añadimos también la ralladura de limón.
Incorporarmos el aceite y vamos añadiendo la mezcla de harinas, sin dejar de remover, pero con suavidad para que no se baje, idealmente con movimientos envolventes.

Forramos un molde con papel de horno y vertemos la masa en él.

Hacemos una mezcla de azúcar y canela al gusto y espolvoreamos generosamente por encima de la masa. Para que os hagáis una idea, la mía lleva aproximadamente 100g de azúcar por encima.

Introducimos inmediatamente en el horno y bajamos la temperatura a 180ºC. Horneamos durante aproximadamente 20 minutos. Comprobamos la cocción pinchando el bizcocho como siempre, debe salir limpio.
Este es el aspecto que tiene nada más salir del horno, con la capa de azúcar íntegra aún.
 

Dejamos enfriar sobre una rejilla.


Veréis que según se manipula la coca, en la costra de azúcar van formándose grietas. Eso no es importante, se romperá igualmente cuando la cortéis para servirla.  Por cierto, queda muy bonita si en vez de poner el azúcar de manera uniforme, la distribuís en "surcos". Así es como la hace Itziar, lo que pasa es que yo no me enteré hasta después de tener hecha la mía. Queda muy vistosa. ¡Voy a pedirle la foto y la subo!

 

Este es el molde donde yo la horneé y donde quise ponerla tras el enfriado. Me lo regaló mi amiga Mari Paz ¡y me encanta porque además tiene tapa!

La textura interior es... Opinad vosotros mismos.





 Sin más,  me despido hasta la próxima. Si no sabéis cómo hacer un desayuno diferente para estos días de confinamiento, no lo penséis más, ¡esta es la solución! ¡Una Coca de llanda de Itziar!











domingo, 12 de abril de 2020

MONA DE PASCUA TRADICIONAL


Los días de confinamiento continúan, y nos han metido de lleno en la Semana Santa.
Cada año suelo hacer recetas tradicionales de estas fechas, como las torrijas, rosquillas... E incluso algún que otro año he hecho una Mona de Pascua. "Mona" es un término muy genérico hoy en día, y de la misma manera se le llama al típico dulce con un huevo cocido o de chocolate en el centro, como a una tarta decorada con motivos de Pascua.
Este año que querido hacer la Mona tradicional, esa típica de muchas regiones españolas, cada una con su toque. Y he recordado muy especialmente la que se hace en el pueblo de mi padre, con un huevo duro que se cubre con unas tiras de masa, y que se guarda en una mochila para comerla todos juntos en el campo, ya sea con familia, con amigos... Allí le llaman "el día del bollo". Una lástima que el huevo haya quedado prácticamente oculto en su interior, ¡porque incluso lo había teñido de azul! No pude imaginar que llegase a crecer tanto... De ahí que esté tan esponjosa. Así que si enterrar el huevo es el precio que he tenido que pagar para que quedase así, ¡bendito entierro!
La receta es de "Glutendence". ¡Y ha sido todo un acierto! Por eso la comparto por aquí, porque la he probado yo misma, y funciona. No hay ninguna receta en este blog que no haya hecho yo misma. Y si a mí me ha salido, ¡a vosotros también! ¡Allá va!

INGREDIENTES:

Prefermento:

- 40g de harina de arroz
- 2g de levadura seca de panadería
- 60g de agua templada

Masa:

- 100g de almidón de maíz
- 50g de almidón de patata
- 20g de leche en polvo
- 5g de goma Xantana
- 3g de Psyllium
- 2 huevos
- 40g de aceite
- 8g de agua de Azahar o anís, según gusto
- 80g de azúcar
- La ralladura de media naranja (yo le puse limón y deliciosa)
- 3g de levadura seca de panadería
- 1 pizca de sal
- 1 cucharada de agua templada

Para decorar:

- 1 huevo batiodo para pincelar
- 1 huevo cocido o de chocolate
- Anisetes de colores.
Yo como no tenía anisetes, teñí unos granos de azúcar perlado con colorante alimentario. El resultado es el que véis en las fotos.

ELABORACIÓN: 


Como siempre digo, leed bien la receta hasta el final antes de poneros a hacerla, para calcular bien los tiempos. Y os aviso ya desde el principio que la masa es muy difícil de manejar, porque está muy hidratada. De ahí que quede tan tierna y esponjosa. He dicho difícil, no imposible.

Vamos a comenzar preparando el prefermento, simplemente mezclando bien los tres ingredientes que lo conforman. Procuraremos que no queden grumos, y lo taparemos con papel film, esperando durante más o menos una hora.





Veréis que comienza a burbujear y sube en el recipiente. Esto indica que la levadura funciona bien y que el prefermento está listo.




Lo reservamos y pasamos a preparar la masa definitiva. Para ello, debemos volver a activar la cantidad de levadura marcada en la receta (esta vez son 3g). La diluimos en  una cucharada de agua templada y la reservamos.

A continuación, mezclamos en un bol una parte de los elementos sólidos: almidones, leche en polvo, goma Xantana y Psyllium. Reservamos.

En el bol donde vayamos a hacer la mezcla final, batimos los dos huevos con unas varillas. Le añadimos entonces el aceite y el aroma elegido: azahar o anís. Si elegís el agua de azahar, elaboraréis un dulce con un sabor muy parecido al Roscón de Reyes. 
Añadimos a continuación el azúcar, la sal, la ralladura de medio cítrico,  y la levadura disuelta en el agua. Batimos bien para terminar añadiendo el prefermento que ya está listo.

Ponemos entonces el gancho para masas o bien removemos a mano con una espátula. Comenzamos a echar los ingredientes sólidos que teníamos reservados. 




Batimos a velocidad no muy alta mientras añadimos poco a poco la mezcla de harinas. Cuando hayamos terminado, amasaremos durante al menos 10 minutos. Vais a ver como la masa se va volviendo cada vez más lisa, más bonita. y el olor que desprende... ¡ummm!
Su aspecto final es este: 


Ya solo queda hacer una bola con ayuda de una rasqueta y dejar la masa reposar, ya sabéis, en el lugar más cálido de la cocina, alejado de corrientes de aire, tapada con film transparente.


La dejaremos levar durante una hora, a temperatura ambiente, o bien toda la noche en el frigorífico. Os advierto que si hacéis lo segundo, la masa gana en manejabilidad. Si la dejáis en la nevera, deberéis atemperarla durante al menos una hora antes del siguiente paso.  En cualquiera de los dos casos vereís que la masa ha aumentado ligeramente su tamaño, y la superficie está aún más lisa.

Es el momento de manejar la masa, y esto debe ser con la mano. Lo primero que he hecho yo ha sido separar un poquito de masa para tapar después el huevo. Pero era mi gusto hacerlo así, lo más tradicional es que el huevo se vea por completo.
Os recomiendo aceitar un papel de horno, o bien la superficie de la encimera en un principio, hasta que vayamos a dar la forma final. Yo lo he hecho sobre el papel desde el principio, pero va en gustos. Debemos aceitar también nuestras manos y la rasqueta que vayamos a utilizar. 
Echamos la masa sobre el papel o la encimera y la aplastamos con las manos.




A continuación deberemos formar una bola, que quede con la parte "fea" hacia abajo. Para ello, vamos tomando la masa por los bordes y acercando éstos al centro. 













Con una rasqueta aceitada es más fácil aún, es lo que hice a continuación.
Como os decía, consiste en acercar los bordes hacia el centro, para por último darle la vuelta con ayuda de la rasqueta, consiguiendo que la parte lisa quede hacia arriba. Con las manos bien llenas de aceite es muy fácil aplanar la masa para que quede lisita, así que no os agobiéis si este paso no sale del todo bien. Sobre todo, por muy tentador que sea, NO AÑADÁIS HARINA. El secreto para la textura de la mona depende de que seamos capaces de mantener las proporciones iniciales.

Con las los dedos bien aceitados, haremos un agujero en el centro de la bola para meter el huevo. Si preferís poner uno de chocolate, debéis dejar el hueco hecho: haced una bola del tamaño del huevo del papel de alumnio y forradlo con papel de horno. Ponedlo sobre el agujero que hayáis hecho.

Y ya estaría lista para dejarla levar por última vez. Yo como os he dicho, he puesto unas tiras encima del huevo.



Y sin más, he dejado levar la masa tapada con un film transparente bien untado de aceite, para poderlo retirar después sin problema. Los

Veréis que la masa aumenta ligeramente de tamaño, pero no será nada comparado a lo que crecerá en el horno. 

Pasadas un par de horas, estará lista para hornearse. Precalentamos el horno a 200ºC. 
Batimos el huevo restante y pintamos con él la superficie de la mona. Esto hará que alcance ese color dorado que tanto nos gusta.

Para decorar, lo ideal es ponerle anisitos de colores. A mí se me ha ocurrido teñir unos granos de azúcar perlado que siempre tengo en casa para los gofres. Lo he hecho con colorantes alimentarios.


Así que los he dispuesto por encima de la mona, esperando que funcionase el invento...


Ahí todavía se veía el huevo que había teñido de azul. Menos mal que no me he dedicado a hacerle filigranas...

Introducimos en el horno a media altura y bajamos la temperatura a 180ºC. Horneamos 10 minutos a esa temperatura y luego bajamos a 160ºC, para hornear otros 13-15 minutos más. 
No os vayáis de la cocina, porque es un dulce que se dora enseguida, y precisa taparlo con papel de alumnio para que no se queme su superficie.
Para saber si está hecho por dentro, lo de siempre: comprobamos cocción pinchando la masa. El pincho debe salir limpio.

Finalizado el tiempo de cocción, sacamos del horno y dejamos enfriar sobre una rejilla. Ya veréis su ligereza cuando lo tengáis entre las manos.



Dejad enfriar bien antes de cortarla, aunque el olor que desprende os haga salivar. Como todas las masas fermentadas, la miga termina de hacerse durante el enfriamiento.







Ese es el corte que tiene esta mona. Es una pasada lo bien que queda, y sobre todo, lo rica que está.
¡Vamos, que este año la Pascua se alarga en casa, hay mucho tiempo aún para hacer monas! Esta mía no quedó muy bonita, pero hasta lo más feo que podamos hacer en casa, supera con creces cualquier producto comercial. ¡Hacedla y contadme!














domingo, 5 de abril de 2020

TARTA "SELVA NEGRA"



Lo primero de todo es deciros que esta entrada va a ser un poco diferente, porque aunque fui fotografiando todo el paso a paso mientras hacía esta tarta, ayer sin saber muy bien cómo, borré todos los archivos de imagen de mi teléfono móvil. He conseguido recuperar la mayor parte, pero precisamente los últimos los he perdido. No tengo ninguna imagen del año 2020.
Así que os haré una descripción precisa del proceso, pero no habrá fotos. Conservo un par de ellas porque las mandé por Whatsapp, y curiosamente todos esos archivos los tengo. A mi favor tengo que deciros que las elaboraciones son muy sencillas, que no vais a necesitar imágenes para comprenderlas bien.

Hice esta tarta para el cumpleaños de mi hija pequeña, y fue todo un éxito. El bizcocho de chocolate junto con la nata y la trufa es una mezcla... 
Si bien no se trata de la receta original de la Tarta Selva Negra, es la que venden en las pastelerías de aquí. Hemos adaptado la receta a nuestros gustos, puesto que la original lleva mucha cantidad de un licor de cerezas muy típico de Alemania y Austria, el Kirsch. Además, lleva en su interior una mermelada de cerezas y algunas decorando en el exterior. Hace un par de años durante nuestro viaje a la zona alemana llamada como este pastel, "Swarzwald" en alemán, pudimos admirar su postre estrella en todas las tiendas de dulces. No nos atrevimos a probarla. Primero, por el miedo a tanto licor y que no nos resultase agradable, y segundo, porque no encontramos ningún sitio donde la sirviesen sin gluten. Así que, a pesar de que nos alojamos en Triberg, el pueblecito que presume de que su cafetería "Café Schäfer" posee la receta original, guardada bajo estricto secreto, no la probamos. Pongo por aquí este dato por si algún día viajáis a la zona y algún "no celíaco" se atreve a probarla.

Antes de elaborar esta receta, léela bien para que puedas organizar tus tiempos.

INGREDIENTES

Para el bizcocho:

- 6 huevos
- 150g de azúcar
- 85g de harina de arroz
- 45g de almidón de maíz
- 20g de cacao puro en polvo
- 14g de levadura química
- Una pizca de sal
- Una cucharadita de esencia de vainilla, o bien las semillas de una vaina

Para el almíbar de chocolate

- 150g de azúcar
- 150g de agua
- Una cucharadita de zumo de limón
- 1/2 cucharadita de cacao puro

Para el relleno:

- 900 ml de nata para montar
- 150g de chocolate negro para fundir
- 9 cucharadas de azúcar

Para la decoración:

- 1 tableta de chocolate con leche, que sea gordita
- Azúcar glas para el toque final


ELABORACIÓN

Lo primero que elaboraremos será el bizcocho.
Tamizamos las harinas junto al cacao y la levadura. Reservamos.
Batimos los huevos junto con el azúcar. Cuando blanqueen y doblen su volumen, añadimos la esencia de vainilla o las semillas de la vaina.
A continuación, vamos añadiendo las harinas reservadas, a cucharadas, con el robot de cocina en marcha lenta.
Cuando veamos que la mezcla es uniforme, es el momento de hornear.
Engrasamos un molde redondo, o cuadrado (esta tarta admite las dos versiones). La tarta que veis en la foto está hecha en un molde de 24 cm.
Horneamos en horno precalentado a 200ºC,calor arriba y abajo, bajando la temperatura a a 170ºC al introducir el bizcocho. Veréis que se hincha mucho, que le sale "copete", pero es muy probable que se baje al sacar del horno. Es totalmente normal.
Tardará entre 30 y 40 minutos. Comprobamos, como cualquier otro bizcocho, pinchándolo y  viendo que sale limpio. Dejamos enfriar sobre una rejilla.

Mientras el bizcocho se hornea, podemos elaborar el almíbar. Me parece fundamental bañar con almíbar las tartas. No soporto una tarta que parezca un bizcocho con relleno. Una tarta necesita esa jugosidad tan típica. El almíbar es una preparación muy fácil que mejora tangiblemente el resultado final.
Para prepararlo, solo tenemos que poner a fuego medio los ingredientes. Sabremos que la consistencia es la adecuada cuando veamos que el agua ya no es tan líquida, sino que al levantar una cucharada del cazo cae más lentamente. Tampoco debe ser muy viscoso. Se le llama "punto de hebra floja". Para que os hagáis una idea, tarda unos 7-10 minutos a fuego medio-bajo. Reservamos para que se atempere.

Para preparar el relleno, comenzaremos fundiendo el chocolate. Dejaremos templar unos minutos, y mientras comenzaremos a batir la nata.
Recordad que para que monte bien, debe estar bien refrigerada, y el bol donde será montada también deberá estar frío.
Cuando veamos que comienza a montarse, añadiremos una a una las cucharadas de azúcar.
Cuando esté semi-montada, esto es, que esté montada pero no dura, paramos la batidora. 
Echaremos unas cucharadas de nata en el bol donde teníamos el chocolate y mezclaremos bien. Continuaremos añadiendo nata hasta completar un poco menos de la mitad del bol de nata. Mezclamos con una espátula hasta que consigamos que esté homogénea. Reservamos en el frigorífico.

A continuación, terminaremos de montar la nata, batiendo durante unos segundos más, hasta que veamos que alcanza la consistencia deseada. ¡Cuidado, no os paséis o se cortará, y ya solo servirá para hacer mantequilla! Reservamos también en el frigorífico hasta que el bizcocho esté frío.

Ya solo queda montar la tarta y la decoración final.

Cortamos el bizcocho en 3 partes lo más iguales posibles. Os aseguro que el resultado os encantará. Es un bizcocho súuuuper esponjoso, y con un aroma... Lo ideal es darle la vuelta al bizcocho, porque la base estará más lisa. Para que me quede un corte bien hecho, utilizo siempre una lira.



La altura la decides tú, moviendo el hilo de metal con el que corta, por las diferentes muescas de los laterales. También hay moldes que tienen diferentes aberturas para meter un cuchillo. Esos no los he probado. Pero, por razones de espacio, prefería comprarme una lira. No ocupa nada de nada y no sabría vivir sin ella.

El truco que muchos me habéis preguntado para conseguir ese acabado viene a continuación: utilizo un aro de repostería extensible. Es una cosa así:



Entonces, lo que hago (lástima no tener la foto que hice) es poner la primera capa sobre un plato, o bien sobre una pala de las de traspasar tartas (otro imprescindible en mi cocina).

Y a continuación, coloco el aro pegadito al borde del bizcocho, y ajusto. No se mueve porque lleva unos anclajes. Y esto nos garantiza que cuando retiremos el aro, cada capa estará en su sitio, justamente en su sitio. Lo utilizo siempre que hago una de estas tartas, que no llevan revestimiento por fuera.

Tras colocar la primera capa de bizcocho, emborrachamos con el almíbar, extendiéndolo con un pincel. A continuación, ponemos una capa generosa de nata. Y digo generosa porque deberíamos gastar casi toda la nata del bol, dejando solamente una poca para una capa finita en la parte superior de la tarta. Extendemos bien con una espátula, procurando que quede con el mismo grosor por el centro que por los laterales.

Ponemos la segunda capa de bizcocho. Emborrachamos. A continuación, ponemos toda la trufa que hemos hecho. Son capas gorditas, perfectas para un buen resultado final. Extendemos igualmente con una espátula.

Por último, ponemos la tercera plancha de bizcocho y volvemos a emborrachar. Extendemos sobre ella la nata restante. Esta capa es la más fina, y solo pretende que las virutas de chocolate finales se queden adheridas a la superficie de la tarta.

Tomamos la tableta de chocolate con leche y deslizamos un cuchillo por su superficie, como un carpintero cuando iguala una superficie. No os agobiéis. Si no sale bien, obtenemos un resultado parecido rallando el chocolate. Quedará perfecto igual.

Y como broche final, espolvoreamos con azúcar glas esas virutas. Resultado de pastelería, ya lo veréis.

Finalmente, metemos la tarta en el congelador así, según está. Debería estar como mínimo unas 4 horas para poder desmoldarla sin que se estropee. Abrimos el molde desmontable y alucinamos con el resultado.



Tras sacarla del congelador, debería pasar otras 3-4 horas a temperatura ambiente para que se descongele el todo y poder disfrutarla con toda su intensidad. También podéis dejarla en el frigorífico de un día para otro, que así además la mezcla de sabores se habrá asentado y estará aún más rica.

No tiene ninguna complejidad... Yo hice todas las elaboraciones en una hora y cuarto. Me fui a trabajar de noche, y al volver por la mañana me dispuse a montarla. Me fui a la cama. A las 4 horas la desmoldé, y para después de la comida estaba lista. y riquísima. Y apenas sin esfuerzo.

¡Hacedla y me contáis!