El jardín de las celicias

El jardín de las celicias
Con todas estas recetas intento que la infancia de mis hijas, especialmente la de Almudena, sea un poquito más feliz.

viernes, 15 de julio de 2022

PASTELITOS ESTILO "PANTERA ROSA"

 


Hoy os traigo unos bollitos deliciosos, muy fáciles de hacer en casa y con una mezcla de sabores muy rica. El bizcocho de limón se mezcla con un interior jugoso de crema de vainilla y una cobertura de chocolate ruby crujiente. ¡Los niños se vuelven locos al ver su aspecto, y cuando los prueban solo quieren repetir!
La receta es una adaptación del blog de MyKaramelli, y me gusta mucho cómo queda. ¡No dejéis de probarlos, aunque sea ya en el otoño, que ahora no apetece encender el horno! A no ser que seáis unos adictos a la repostería como yo...
Tenía muchas ganas de que mis hijas probasen este pastelito tan icónico. En su versión casera es mucho más saludable que la original, y encima sin gluten. ¡Perfectos para un desayuno o merienda!

INGREDIENTES:  (para 9 tronquitos)

Para el bizcocho: 

- 65g de azúcar
- Ralladura de medio limón
- 2 huevos tamaño M
- Una pizca de sal
- 20 ml de leche
- 10 ml de aceite de girasol
- 1 cucharadita de zumo de limón
- 1/2 cucharadita de extracto de vainilla o 1/2 vaina de vainilla
- 40g de harina de arroz
- 15g de almidón de maíz
- 1/4 de cucharadita de psyllium
- Puntita de cuchara de goma xantana
- 1/4 de cucharadita de levadura química

Para el relleno:

- 40g de azúcar glas
- 75g de queso cremoso, tipo Philadelphia o mascarpone
- 1/4 de cucharadita de extracto de vainilla o 1/2 vaina de vainilla
- 80 ml de nata líquida para montar, muy fría

Para la cobertura: 

- 250g de chocolate Ruby o bien chocolate blanco y tinte rojo o rosa
- 1 cucharada de aceite de coco


ELABORACIÓN

Comenzamos preparando los bizcochos. Yo utilicé un molde de Silikomart que justamente tiene esa forma, pero podéis utilizar cualquiera de los que tengáis en casa. Quizá uno de magdalenas, o uno de bizcocho, realizando luego cortes de manera que tomen forma rectangular.


Precalentamos el horno a 200ºC, calor arriba y abajo.

Mezclaremos las harinas junto con la goma xantana, psyllium, y levadura. Reservamos.
Tomamos la mitad del azúcar y la mezclamos con la ralladura de limón, para aromatizarla. Reservamos también.

Separamos las claras de las yemas. Ponemos las claras junto con la sal en un bol y comenzamos a batir con unas varillas. Cuando tengan un aspecto firme, añadimos la otra mitad del azúcar y continuamos montando hasta que lleguen al punto de nieve. Reservamos.




En otro bol, batimos las claras junto con el azúcar aromatizada hasta que blanqueen.  Añadimos entonces la leche, el aceite, el zumo de limon y las semillas de la media vaina de vainilla o bien el extracto. Batimos hasta que se mezclen por completo.

Añadimos poco a poco la mezcla de harinas y batimos a velocidad baja.

Por último, incorporamos las claras en 3 veces, con ayuda de una espátula y movimientos envolventes.







Engrasamos nuestro molde y rellenamos las cavidades un poco más de la mitad. Esta receta tiene las proporciones justas para el molde que os enseñaba más arriba. 


Introducimos en la rejilla central del horno precalentado y bajamos la temperatura a 170ºC. Enseguida veremos cómo comienzan a subir, hasta doblar su tamaño.



Estarán listos en unos 15-17 minutos, dependiendo del horno. Podéis comprobar su cocción como siempre, pinchando su interior con un palillo. 
Veréis que al sacarlos del horno disminuyen levemente su tamaño. Es algo normal.

Dejamos enfriar 5 minutos en el molde para que no se rompan, y a continuación los pondremos sobre una rejilla para que se enfríen por completo.






Mientras se enfrían vamos preparando el relleno.
Batimos el queso crema hasta que quede suave y sin grumos. Incorporamos el extracto de vainilla o las semillas de la media vaina y el azúcar glas, poco a poco.

Por último, vamos añadiendo la nata líquida mientras batimos con el accesorio de varillas, hasta que todo esté bien montado. Para conseguirlo es imprescindible que la nata esté muy, muy fría. Es algo difícil con esta ola de calor, pues en cuanto la nata sale del frigorífico, pierde todo su frescor.

Cuando estén fríos, cortamos nuestros pastelitos para quitarles el "copete" y que tengan la forma típica del original.





¡No tiréis los recortes! Están deliciosos acompañando a un café.

Rellenamos nuestros pastelitos con una manga pastelera con boquilla para rellenar. Yo tengo una que es muy larga, por lo que solo tuve que hacer el agujerito por un lado de los bollitos. Si vuestra boquilla es cortita, utilizadla por los dos extremos para que todo el tronquito tenga relleno.



Finalmente solo queda recubrir con la cobertura.
Yo utilicé el chocolate ruby, que es un chocolate cuya forma y tiempo de procesamiento hace que tenga, de manera natural y sin colorantes, un color rosado. Su sabor nos gusta mucho en casa, y me pareció el ideal. La receta original utiliza chocolate blanco teñido, o bien los típicos "candy melts".

Simplemente tenemos que poner el chocolate a fundir con el aceite de coco (puede ser de girasol también).





Tiene que quedar fluido para que el baño quede fino y bonito.

Vertemos el chocolate sobre los pastelitos mientras están sobre la rejilla y dejamos enfriar.



Yo puse debajo un papel de horno para recoger el chocolate, por si tenía que cubrir de nuevo alguno de los bollitos. 

¡Y listos! En este tiempo hay que meter los bollitos a enfriar al frigorífico, o el chocolate no endurecerá ni en 24h. Así lo hice yo. Tened en cuenta que si lo hacéis así, habrá que atemperar el chocolate para que los cambios de temperatura no le hagan perder brillo o perder su apariencia uniforme y aparecer moteado. Atemperar el chocolate consiste en fundirlo y enfriarlo controlando la temperatura. En el caso del chocolate blanco, habrá que fundirlo hasta los 35ºC para luego enfriarlo hasta los 28-29ºC y utilizarlo en ese punto. Para ello necesitaremos una espátula y una superficie fría, como el mármol o el granito. No es imprescindible ni alterará su sabor si no lo atemperamos, pero es muy recomendable.

Espero que os animéis a hacer estos bizcochitos tan apetecibles. Solo su aspecto ya incita a comerlos de una vez. ¿O me lo vais a negar?