El jardín de las celicias

El jardín de las celicias
Con todas estas recetas intento que la infancia de mis hijas, especialmente la de Almudena, sea un poquito más feliz.

domingo, 5 de abril de 2020

TARTA "SELVA NEGRA"



Lo primero de todo es deciros que esta entrada va a ser un poco diferente, porque aunque fui fotografiando todo el paso a paso mientras hacía esta tarta, ayer sin saber muy bien cómo, borré todos los archivos de imagen de mi teléfono móvil. He conseguido recuperar la mayor parte, pero precisamente los últimos los he perdido. No tengo ninguna imagen del año 2020.
Así que os haré una descripción precisa del proceso, pero no habrá fotos. Conservo un par de ellas porque las mandé por Whatsapp, y curiosamente todos esos archivos los tengo. A mi favor tengo que deciros que las elaboraciones son muy sencillas, que no vais a necesitar imágenes para comprenderlas bien.

Hice esta tarta para el cumpleaños de mi hija pequeña, y fue todo un éxito. El bizcocho de chocolate junto con la nata y la trufa es una mezcla... 
Si bien no se trata de la receta original de la Tarta Selva Negra, es la que venden en las pastelerías de aquí. Hemos adaptado la receta a nuestros gustos, puesto que la original lleva mucha cantidad de un licor de cerezas muy típico de Alemania y Austria, el Kirsch. Además, lleva en su interior una mermelada de cerezas y algunas decorando en el exterior. Hace un par de años durante nuestro viaje a la zona alemana llamada como este pastel, "Swarzwald" en alemán, pudimos admirar su postre estrella en todas las tiendas de dulces. No nos atrevimos a probarla. Primero, por el miedo a tanto licor y que no nos resultase agradable, y segundo, porque no encontramos ningún sitio donde la sirviesen sin gluten. Así que, a pesar de que nos alojamos en Triberg, el pueblecito que presume de que su cafetería "Café Schäfer" posee la receta original, guardada bajo estricto secreto, no la probamos. Pongo por aquí este dato por si algún día viajáis a la zona y algún "no celíaco" se atreve a probarla.

Antes de elaborar esta receta, léela bien para que puedas organizar tus tiempos.

INGREDIENTES

Para el bizcocho:

- 6 huevos
- 150g de azúcar
- 85g de harina de arroz
- 45g de almidón de maíz
- 20g de cacao puro en polvo
- 14g de levadura química
- Una pizca de sal
- Una cucharadita de esencia de vainilla, o bien las semillas de una vaina

Para el almíbar de chocolate

- 150g de azúcar
- 150g de agua
- Una cucharadita de zumo de limón
- 1/2 cucharadita de cacao puro

Para el relleno:

- 900 ml de nata para montar
- 150g de chocolate negro para fundir
- 9 cucharadas de azúcar

Para la decoración:

- 1 tableta de chocolate con leche, que sea gordita
- Azúcar glas para el toque final


ELABORACIÓN

Lo primero que elaboraremos será el bizcocho.
Tamizamos las harinas junto al cacao y la levadura. Reservamos.
Batimos los huevos junto con el azúcar. Cuando blanqueen y doblen su volumen, añadimos la esencia de vainilla o las semillas de la vaina.
A continuación, vamos añadiendo las harinas reservadas, a cucharadas, con el robot de cocina en marcha lenta.
Cuando veamos que la mezcla es uniforme, es el momento de hornear.
Engrasamos un molde redondo, o cuadrado (esta tarta admite las dos versiones). La tarta que veis en la foto está hecha en un molde de 24 cm.
Horneamos en horno precalentado a 200ºC,calor arriba y abajo, bajando la temperatura a a 170ºC al introducir el bizcocho. Veréis que se hincha mucho, que le sale "copete", pero es muy probable que se baje al sacar del horno. Es totalmente normal.
Tardará entre 30 y 40 minutos. Comprobamos, como cualquier otro bizcocho, pinchándolo y  viendo que sale limpio. Dejamos enfriar sobre una rejilla.

Mientras el bizcocho se hornea, podemos elaborar el almíbar. Me parece fundamental bañar con almíbar las tartas. No soporto una tarta que parezca un bizcocho con relleno. Una tarta necesita esa jugosidad tan típica. El almíbar es una preparación muy fácil que mejora tangiblemente el resultado final.
Para prepararlo, solo tenemos que poner a fuego medio los ingredientes. Sabremos que la consistencia es la adecuada cuando veamos que el agua ya no es tan líquida, sino que al levantar una cucharada del cazo cae más lentamente. Tampoco debe ser muy viscoso. Se le llama "punto de hebra floja". Para que os hagáis una idea, tarda unos 7-10 minutos a fuego medio-bajo. Reservamos para que se atempere.

Para preparar el relleno, comenzaremos fundiendo el chocolate. Dejaremos templar unos minutos, y mientras comenzaremos a batir la nata.
Recordad que para que monte bien, debe estar bien refrigerada, y el bol donde será montada también deberá estar frío.
Cuando veamos que comienza a montarse, añadiremos una a una las cucharadas de azúcar.
Cuando esté semi-montada, esto es, que esté montada pero no dura, paramos la batidora. 
Echaremos unas cucharadas de nata en el bol donde teníamos el chocolate y mezclaremos bien. Continuaremos añadiendo nata hasta completar un poco menos de la mitad del bol de nata. Mezclamos con una espátula hasta que consigamos que esté homogénea. Reservamos en el frigorífico.

A continuación, terminaremos de montar la nata, batiendo durante unos segundos más, hasta que veamos que alcanza la consistencia deseada. ¡Cuidado, no os paséis o se cortará, y ya solo servirá para hacer mantequilla! Reservamos también en el frigorífico hasta que el bizcocho esté frío.

Ya solo queda montar la tarta y la decoración final.

Cortamos el bizcocho en 3 partes lo más iguales posibles. Os aseguro que el resultado os encantará. Es un bizcocho súuuuper esponjoso, y con un aroma... Lo ideal es darle la vuelta al bizcocho, porque la base estará más lisa. Para que me quede un corte bien hecho, utilizo siempre una lira.



La altura la decides tú, moviendo el hilo de metal con el que corta, por las diferentes muescas de los laterales. También hay moldes que tienen diferentes aberturas para meter un cuchillo. Esos no los he probado. Pero, por razones de espacio, prefería comprarme una lira. No ocupa nada de nada y no sabría vivir sin ella.

El truco que muchos me habéis preguntado para conseguir ese acabado viene a continuación: utilizo un aro de repostería extensible. Es una cosa así:



Entonces, lo que hago (lástima no tener la foto que hice) es poner la primera capa sobre un plato, o bien sobre una pala de las de traspasar tartas (otro imprescindible en mi cocina).

Y a continuación, coloco el aro pegadito al borde del bizcocho, y ajusto. No se mueve porque lleva unos anclajes. Y esto nos garantiza que cuando retiremos el aro, cada capa estará en su sitio, justamente en su sitio. Lo utilizo siempre que hago una de estas tartas, que no llevan revestimiento por fuera.

Tras colocar la primera capa de bizcocho, emborrachamos con el almíbar, extendiéndolo con un pincel. A continuación, ponemos una capa generosa de nata. Y digo generosa porque deberíamos gastar casi toda la nata del bol, dejando solamente una poca para una capa finita en la parte superior de la tarta. Extendemos bien con una espátula, procurando que quede con el mismo grosor por el centro que por los laterales.

Ponemos la segunda capa de bizcocho. Emborrachamos. A continuación, ponemos toda la trufa que hemos hecho. Son capas gorditas, perfectas para un buen resultado final. Extendemos igualmente con una espátula.

Por último, ponemos la tercera plancha de bizcocho y volvemos a emborrachar. Extendemos sobre ella la nata restante. Esta capa es la más fina, y solo pretende que las virutas de chocolate finales se queden adheridas a la superficie de la tarta.

Tomamos la tableta de chocolate con leche y deslizamos un cuchillo por su superficie, como un carpintero cuando iguala una superficie. No os agobiéis. Si no sale bien, obtenemos un resultado parecido rallando el chocolate. Quedará perfecto igual.

Y como broche final, espolvoreamos con azúcar glas esas virutas. Resultado de pastelería, ya lo veréis.

Finalmente, metemos la tarta en el congelador así, según está. Debería estar como mínimo unas 4 horas para poder desmoldarla sin que se estropee. Abrimos el molde desmontable y alucinamos con el resultado.



Tras sacarla del congelador, debería pasar otras 3-4 horas a temperatura ambiente para que se descongele el todo y poder disfrutarla con toda su intensidad. También podéis dejarla en el frigorífico de un día para otro, que así además la mezcla de sabores se habrá asentado y estará aún más rica.

No tiene ninguna complejidad... Yo hice todas las elaboraciones en una hora y cuarto. Me fui a trabajar de noche, y al volver por la mañana me dispuse a montarla. Me fui a la cama. A las 4 horas la desmoldé, y para después de la comida estaba lista. y riquísima. Y apenas sin esfuerzo.

¡Hacedla y me contáis!









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