El jardín de las celicias

El jardín de las celicias
Con todas estas recetas intento que la infancia de mis hijas, especialmente la de Almudena, sea un poquito más feliz.

miércoles, 18 de marzo de 2020

GRISSINI DE PARMESANO Y HIERBAS PROVENZALES



En estos días, la situación en España es horrible. Lo escribo aquí para, dentro de unos meses, releer y recordar el horror que estamos viviendo, una vez que todo haya pasado. El encierro en los domicilios no me parece tan malo, si así conseguimos reducir el número de contagios del dichoso coronavirus. Esta tarde, en mi día libre, necesitaba tener la mente despejada. La situación en el hospital es algo terrible, cada día nuevos contagios, 3 Unidades de Cuidados Intensivos de 20 pacientes cada uno... Cada día nuevas compañeras contagiadas, algunas incluso ingresadas... Y sobre todo con el temor de que pueda alcanzar a nuestros mayores.
El caso es que nada me ha parecido mejor para dejar de pensar que ponerme a hornear. Y se me ha ocurrido que a las niñas les iba a encantar hacer esta receta conmigo. ¡Y así ha sido! Les he dado un bowl a cada una, y ahí han estado, pasándose la báscula la una a la otra para amasar después.  Un éxito total, por su fácil elaboración, pero sobre todo, ¡por su sabor! Y además no lleva ningún ingrediente que no tengamos en la despensa. Las hierbas provenzales bien pueden ser sustituidas por orégano, albahaca, pimentón, romero... ¡Lo que se os ocurra ¡Manos a la obra!



La receta es del libro "La cocina sin gluten para Dummies", un libro pequeñito y no demasiado denso, pero que tiene varias "joyitas" que tengo que probar. Tan solo le he añadido la sal gorda del final, puesto que la masa no llevaba sal, y la verdad es que le da el toque justo para que quede perfecta.


INGREDIENTES:   (para la bandeja de horno que veis en la foto de abajo, cada niña ha hecho la mitad de la receta)

- 200g de harina de arroz
- 100g de almidón de maíz
- 80g de queso parmesano rallado (o similar)
- 100g de mantequilla
- 2 cucharaditas de hierbas provenzales
- 120 ml de agua
- Sal gorda para espolvorear, o sésamo, o pipas, o semillas...

ELABORACIÓN: 


Mezclamos en un bowl las harinas e incorporamos la mantequilla fría, cortada en dados pequeños. Amasamos con las yemas de los dedos hasta que la masa quede con una textura similar a la arena mojada de la playa.
Añadimos el queso parmesano rallado, las hierbas provenzales y el agua.
Amasamos con las manos hasta que la masa sea homogénea. 

La verdad es que me ha sorprendido que la receta no llevase goma Xantana o similar, puesto que cuando hay que manipular una masa sin gluten, sin este ingrediente suele ser casi imposible. Me he arriesgado porque he pensado, "si la receta no la lleva, ¿para qué ponérsela? No deja de ser un aditivo". Así que no le he puesto. En realidad no la he echado de menos. Tengo que decir que mi hija pequeña sí, se le rompía la masa al manejarla, pero la mayor y yo la manejábamos sin ninguna complicación.

Hacemos una bola con la masa, la tapamos con film transparente y la dejamos reposar durante 1 hora, a temperatura ambiente. Su aspecto es más o menos así. Su olor, irresistible.



Pasado el tiempo de reposo, solo nos queda formar los palitos para hornearlos. Vamos cogiendo bolitas de masa del tamaño de una nuez. Las hacemos rodar sobre la mesa de trabajo para formar los palitos. Aunque parece que cualquiera puede hacerlo, lleva su truquito para que la masa no se rompa. Deben ser movimientos rápidos. Si tocamos demasiado cada bolita, la mantequilla se calentará mucho, y la masa perderá consistencia, lo que hará que sea más difícil su manejo.


A la vez que estiramos vamos abriendo los dedos para que sea uniforme.


El grosor y longitud de los palitos es cosa de cada uno. A mí me resultó cómodo hacerlos así, como veis en las fotografías. Si decidís hacerlos más gruesos o más largos, estad pendientes del horno para que no se quemen o se queden sin cocer bien.


Los vamos situando sobre una bandeja de horno forrada con papel vegetal. No hace falta que los separéis mucho, pero tampoco los pongáis pegados, porque en el horno se unirán si están demasiado juntos. Con 1cm entre uno y otro es suficiente. Mientras les damos forma, precalentamos el horno a 200ºC, con calor arriba y abajo.




Cuando los tengáis todos (a mí me cupieron todos en una sola bandeja), espolvoreadlos por encima con un puñadito de sal gorda. Horneadlos a 180ºC durante unos 20 minutos, calor arriba y abajo. Sabréis que están hechos porque se dorarán ligeramente, y tomarán un color rojizo del queso al fundirse.


Pasado el tiempo, saca la bandeja del horno y déjalos enfriar sobre una rejilla.

¡Se comen solos! Ya me contaréis qué tal, porque con lo fácil que es esta receta, no podéis privaros de probar este sabor.

Se conservan bien en una lata, aunque ya os digo que no llegaréis a tener que decidir dónde guardáis los sobrantes.

¡Nos vemos en la próxima, a ver si con mejores noticias! ¡Mente positiva, que es lo que más cuesta!




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