La receta de hoy es de esas que se disfrutan en la cocina. Porque hay que trabajársela. No basta con meter la masa al horno y obtener un resultado. Tras el horneado, hay que darle forma. Un sabor delicioso, la caja no dura más de un día. Y luego resulta que no ha sido nadie...
INGREDIENTES:
- 4 claras de huevo.
- 150 g de azúcar.
- 20 g de almidón de maíz (Maizena).
- 150 g de almendra molida.
- Ralladura de un limón o una naranja.
Además, como utensilios vas a necesitar una espátula, un rodillo de cocina o en su defecto un vaso de tubo.
PREPARACIÓN:
- Batir las claras con el azúcar hasta que espume. Añadir la ralladura. Después poco a poco el almidón de maíz y finalmente la almendra molida.
- Forrar una bandeja de horno con papel sulfurizado. Echar una cucharada de masa, expandiéndola un poco con movimientos circulares. Volver a repetir el proceso, separando bien las cucharadas para que no se unan durante la cocción.
- Hornear en horno precalentado a 170 durante unos 10 minutos. Deben dorarse por los bordes.
- Despegar una oblea con la espátula con cuidado de que no se rompa (lo fácil es que esto ocurra, pero no hay que desesperar, seguro que a la tercera oblea ya está controlado) y poner la oblea sobre un rodillo durante unos segundos aplastándola suavemente contra él, para que coja forma. En 5 ó 6 segundos ya puedes separarlo y coger la siguiente oblea. Enfría rapidísimo, por lo que hay q hacerlo con soltura.
Es divertido ver cómo la masa se transforma; primero, de líquido a oblea consistente, y después a teja crujiente.
Estoy segura de que os gustará el resultado. ¡Os animo a que las probéis, no os defraudarán!
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