El jardín de las celicias

El jardín de las celicias
Con todas estas recetas intento que la infancia de mis hijas, especialmente la de Almudena, sea un poquito más feliz.

lunes, 31 de agosto de 2020

BIZCOCHOS DE SOLETILLA O SAVOIARDI



¿Cuánto hace que no saboreáis un bizcocho de soletilla? Realmente es algo difícil de encontrar para un celíaco.
Existen marcas que los comercializan, y puedo decir que están buenos, pero el precio es prohibitivo. Y cuando veáis los ingredientes que llevan, os pasará como a mí, pensaréis que por lo que vale un paquete se pueden hacer cientos de bizcochos. Es una receta que no puede ser más fácil, a mí me ha sorprendido, estoy convencida de que es imposible que salga mal.
Su nombre original es italiano, “Savoiardi”, que es el plural de “biscotto savoiardo”, o galleta saboyana.
Fueron inventados a finales del siglo XV en la corte del Duque de Saboya, creados para la ocasión de la visita del rey de Francia. Fueron reconocidos como las galletas oficiales de la corte. Al margen de la historia, que siempre es curiosa, la verdad es que están buenísimos. Y la versión sin gluten no envidia en absoluto a la que se hace con harina de trigo. Creo que una persona cualquiera difícilmente los distinguiría.
Si tenéis huevos, almidón de maíz, azúcar y 30 minutos de tiempo, tendréis estos deliciosos bizcochos de soletilla. Ya sabéis que son el elemento fundamental del famoso tiramisú italiano y de las Carlotas. 

INGREDIENTES

- 4 huevos a temperatura ambiente (muy importante)
- 120g de azúcar
- 120g de almidón de maíz
- Puntita de cuchara de goma xantana
- Azúcar glas para espolvorear.

ELABORACIÓN:

Separamos las claras de las yemas.
Ponemos el horno a precalentar a 200ºC.
Montamos las claras a punto de nieve (de ahí que sea tan importante que no estén frías, si no, no montarán igual). Durante el proceso, añadimos el ázúcar en forma de lluvia.



El aspecto final de las claras montadas, ya lo conocéis. Deben hacer “picos duros”. Esto es, al darle la vuelta a las varillas, la mezcla vence a la gravedad, y los picos siguen hacia arriba.



A continuación, añadimos las yemas, y batimos durante apenas unos segundos, el tiempo suficiente para que se integren.



Por último, tamizamos la harina junto con la xantana sobre la preparación, y mezclamos con movimientos envolventes. Pensad que es una masa sin levadura química, por lo que lo único que le dará esponjosidad será el aire atrapado en las claras de huevo a punto de nieve.



Al finalizar, la masa tendrá más o menos este aspecto:



Para darles la forma de “dedo” a nuestros bizcochos, introduciremos la mezcla en una manga pastelera. También puede ser una bolsa de congelación si no tenéis manga. No se necesita boquilla, tan solo hacer un corte de más o menos un dedo de ancho. Para llenar la manga, os recomiendo que la pongáis sobre un recipiente, yo utilizo el vaso de la batidora. Se trabaja mucho más cómodo así.



Forramos una bandeja de horno con papel sulfurizado y comenzamos a hacer “churritos” con nuestra manga. 



Vamos a necesitar varias bandejas. Con las cantidades de esta receta salen unas 4 bandejas de horno, con una docena de bizcochos en cada una. Parecen muchos pero... ¡ya me contaréis lo que duran!

Espolvoreamos cada bizcochito con azúcar glas. Esperamos 3-5 minutos y volvemos a espolvorear. 



Introducimos en el horno precalentado y bajamos la temperatura a 190ºC. Horneamos durante aproximadamente  8 minutos, dependiendo del horno. Veremos que la superficie se dora levemente y los bordes inferiores también. En ese momento sabremos que están hechos. Veréis que crecen en el horno, y luego al sacarlos se encogen un poco. Es el proceso normal.



Mientras se hornea una bandeja, preparamos la siguiente. 
Sacamos la bandeja del horno. Es mejor no tocarlos durante los primeros minutos, pues son muy frágiles. Tras 3-5 minutos, ya podremos despegarlos del papel (sí, se adhieren un poquito) y ponerlos sobre una rejilla. Si los manipuláis con cuidado, no se romperán. Además, la goma xantana ayudará en este paso, por eso decidí ponérsela.



¡Y ya está! ¡No me diréis que es una receta difícil! Sólo queda prepararse un café o un té para degustar este dulce tan delicioso. Su exterior es seco, pero su interior es como una nube, muy esponjoso.



¡Son súper ligeros!



¡Hacedlos y me contáis! ¡A ver si sois capaces de comer solo uno!










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