El jardín de las celicias

El jardín de las celicias
Con todas estas recetas intento que la infancia de mis hijas, especialmente la de Almudena, sea un poquito más feliz.

lunes, 23 de septiembre de 2024

BIZCOCHO DE OTOÑO

 


El otoño llegó a nuestras vidas ayer al mediodía y ya podemos sentir sus efectos. Los días se acortan, las chaquetas cada vez nos acompañan más tiempo y de nuevo apetece volver a hornear. 

El año pasado recibimos el otoño con este mismo bizcocho, y nos encantó. Así que este año he vuelto a hornearlo para recibir una de mis estaciones favoritas, y quiero compartir la receta con vosotros. El autor es Patrick Rosenthal, un alemán que hace auténticas maravillas. He tenido que adaptar varios ingredientes, pero el resultado es sublime. Si te gusta el sabor a frutos secos, no dejes de leer.

INGREDIENTES:

- 200 g de nueces (yo no tenía y le puse anacardos. El sabor es igual de delicioso)
- 100 g de avellanas picadas
- 4 manzanas 
- 6 huevos tamaño L
- 240 g de azúcar 
- 2 sobrecitos de azúcar vainillado
- 240 g de mantequilla a temperatura ambiente
- 6 cucharadas de harina de avena (unos 40g)
- 180 g de harina de arroz
- 60g de almidón de maíz
- 1 cucharada de psyllium
- 1 puntita de cuchara de goma xantana
- 4 cucharaditas de levadura química (tipo Royal)
- 1 pizca de sal


ELABORACIÓN: 

Precalentamos el horno a 200ºC.

Picamos las nueces en trozos grandes.

Pelamos y rallamos las manzanas.

Separamos las claras de las yemas. Reservamos las primeras.

Batimos las yemas, el azúcar, el azúcar vainillado y la mantequilla hasta que quede cremoso.

Mezclamos en un bol la harina de avena, la harina de arroz, el almidón de maíz, el psyllium, la xantana, la sal y la levadura química. Añadimos esta mezcla a las yemas. 

Agregamos las avellanas molidas y seguimos batiendo.

Incorporamos las nueces picadas y las manzanas ralladas. Cuando la mezcla sea homogénea, reservamos.

Batimos las claras de huevo a punto de nieve. Incorporamos la mitad de las claras a la mezcla de yemas y harina con movimientos envolventes. Cuando estén integradas, añadimos la otra mitad y continuamos mezclando con movimientos suaves, intentando que la mezcla no pierda el aire.

Engrasamos nuestro molde con mantequilla y harina o bien con spray desmoldante (recomiendo muchísimo este último).

Vertemos la masa y, si estamos utilizando un molde bundt con relieve, le damos unos golpecitos sobre un paño de cocina para que desaparezcan las burbujas de la base y el dibujo quede perfectamente marcado.

Introducimos en el horno, en la rejilla central con calor arriba y abajo y bajamos la temperatura a 180ºC. Estará listo en unos 45-50 minutos. Comprobamos la cocción con un palillo que deberá salir seco. 

Es probable que tras media hora el bizcocho comience a dorarse en exceso. Si es así lo tapamos con papel de aluminio durante el resto del horneado.

Sacamos el bizcocho del horno, lo dejamos reposar durante 10 minutos y a continuación lo dejamos enfriar sobre una rejilla. 

¡No tiene más!

He hecho un vídeo con el paso a paso para que nadie se pierda. Bueno, en realidad lo hago para que veáis lo sencillo que es y os animéis a hacerlo. 


¡Feliz otoño!





sábado, 21 de septiembre de 2024

TARTA DE QUESO LA VIÑA


Hacía muchos años que llevaba escuchando maravillas sobre la tarta de queso "La Viña", llamada así  porque un restaurante donostiarra con el mismo nombre la llevó a su máxima expresión.


Decir que es sencilla es demasiado poco. La complejidad es cero. Unir los ingredientes, batir y al horno. No hay que comprobar texturas, ni medir temperaturas, ni tener cuidado con posibles "cortes"... Nada de nada. Siempre sale. Y siempre queda igual de rica. Para hacerla sin gluten es tan simple como sustituir la harina de trigo por el almidón de maíz.

Vais a ver la receta en cualquier lugar, y siempre es la misma. Cambia que la original está hecha con 1 kg de queso y 6 huevos grandes, y la que hacemos en casa lleva la mitad de ingredientes.

INGREDIENTES:

- 600 g de queso crema a temperatura ambiente
- 4 huevos pequeños
- 200 g de azúcar
- 250 ml de nata líquida
- 20 g de almidón de maíz


ELABORACIÓN: 

Precalienta el horno a 210ºC.

Casca los huevos en un bol y rompe las yemas. No hace falta batirlos demasiado.


Agrega el azúcar y la harina y bate ligeramente.


Añade a continuación el queso crema (directamente de la tarrina) y sigue mezclando con las varillas.






Por último, añade la nata para montar y continúa batiendo hasta que la mezcla esté homogénea.





Coloca un papel de horno sobre un molde desmontable (imprescindible para poder desmoldar luego).Para que se adapte bien, te aconsejo hacer una bola con el papel y estirarla después. Esto vuelve el papel totalmente manejable y aumenta su capacidad de adaptarse al molde.


Vertemos la masa e introducimos en la rejilla del horno en posición central. Bajamos la temperatura a 200ºC, con calor arriba y abajo.






Estará lista tras 40-45 minutos. Veremos que aumenta de tamaño y además se dora su superficie.


Saber si es el momento de finalizar la cocción fue para mí lo más complicado. Porque vais a ver que al mover el molde, la tarta "tiembla". Eso es normal y la clave para que quede jugosa por dentro.


Sacamos del horno y dejamos enfriar sobre una rejilla tal cual, dentro del molde y del papel. 


Para desmoldarlo deberá estar totalmente frío. Recomiendo meter al frigorífico tras 3-4 horas y desmoldar tras otras 3-4 en el frigorífico.




Si lleváis esta tarta a cualquier evento o reunión, el éxito está asegurado. Quedaréis de maravilla y solo habréis dedicado unos pocos minutos a su elaboración. ¡No esperéis años, como yo! ¡Es el momento!

viernes, 20 de septiembre de 2024

TARTA DE NATA, CREMA Y FRAMBUESAS

 


El día 15 de septiembre es el cumpleaños de mi marido. Me gusta sorprenderle con algo especial, diferente. Sin embargo, este año tuve que trabajar la noche del día 14, y supe que su tarta debía ser algo rico, pero también práctico y rápido.

Puede parecer que esta tarta es algo complejo, pero no es así. Tiene 4 elaboraciones básicas, pero que se preparan en pocos minutos: el bizcocho (lo que más tarda, una hora más o menos en total), el almíbar (unos 5-7 minutos), la crema pastelera (unos 20 min) y la nata montada (unos 3 minutos). Para hacer la cobertura de chocolate blanco (totalmente prescindible) se necesita cierta anticipación. Yo preparé todo por la tarde y la tarta reposó toda la noche en la nevera y así el chocolate endureció. Unas horas de frigorífico siempre son necesarias, pues asientan los sabores y el conjunto gana mucho.

Cuando tenemos todas las elaboraciones listas, llega lo más divertido, el montaje de la tarta. Es lo que realmente se disfruta (y también con lo que más se sufre, todo hay que decirlo). Como esta tarta no tiene grandes decoraciones ni filigranas, se hace enseguida. Solo hay que tener todo bien frío, eso sí.

Os animo a vencer el miedo a elaborar tartas sin gluten, y tartas en general. No es nada complicado, se disfruta, se ahorra dinero (las tartas sin gluten se han convertido en algo prohibitivo) y además la tomas con la satisfacción de saber lo que estás comiendo. ¡Todo son ventajas!


INGREDIENTES (para una tarta de 12 raciones) :


Para el bizcocho genovés

- 6 huevos L
- 75g de harina de arroz
- 60g de almidón de maíz
- 150g de azúcar
- 1 sobrecito de azúcar vainillado

Para el almíbar (calado del bizcocho):

- 180g de azúcar
- 180g de agua
- La piel de un limón entera
- 1 ramita de canela
- 1 chorrito de ron (opcional)

Para la crema pastelera: 

- 250g de leche entera
- 25g de almidón de maíz
- 1 huevo
- 1 yema
- 1 cucharadita de azúcar vainillado
- 35g de azúcar
- 1/2 ramita de canela
- la piel de medio limón

Para la nata montada

- 500ml de nata para montar (mínimo 35% de M.G)
- 100g de azúcar

Para el acabado final:

- 400g de frambuesas
- Azúcar glas al gusto
- 170g de chocolate blanco
- 1 cucharadita de mantequilla


ELABORACIÓN:

Comenzamos preparando el bizcocho genovés. 
Precalentamos el horno a 200ºC.
Mezclamos las harinas. Reservamos.
Montamos las claras a punto de nieve y reservamos. 
Batimos las yemas con el azúcar y el azúcar vainillado con ayuda de unas varillas hasta que la mezcla sea blanquecina y uniforme. Añadimos las harinas y seguimos batiendo con una accesorio de mariposa hasta que la mezcla sea homogénea.
Engrasamos un molde de unos 20 cm de diámetro y y forramos la base con papel de horno. Vertemos la mezcla en él e introducimos en el horno, en la rejilla, a media altura. Bajamos la temperatura a 180ºC, calor arriba y abajo. Tardará en hacerse unos 25-30 minutos, dependiendo del calor del horno. Veréis que al principio tiene la superficie rugosa, y que luego se empieza a abombar hasta que esas irregularidades desaparecen. Además, poco a poco se irá dorando. Cuando las dos cosas ocurran, estará listo. No dejéis de vigilarlo, si se cuece demasiado quedará muy seco.

Desmoldamos sobre una rejilla, con el molde del revés, así la parte abombada se igualará con el resto.

Añadimos la mitad de las claras a la mezcla de yemas. Incorporamos con movimientos envolventes, con cuidado de no quitar demasiado aire a las claras. Esa es la clave de la esponjosidad de este bizcocho, que como podéis ver, no lleva levadura.

Mientras el bizcocho enfría, elaboramos el almíbar, poniendo en un cazo a fuego medio todos los ingredientes, sin remover, durante unos 5-7 minutos. Al comprobar el punto con una cuchara, el almíbar debe caer más despacio que si fuese agua sola, pero no debe estar espeso. Cuando esté listo, dejamos infusionar con el limón y la canela y retiramos cuando esté frío.

Preparamos la crema pastelera. Calentamos la leche con el limón y la canela hasta el punto de ebullición. Retiramos del fuego, tapamos y lo dejamos infusionar unos 30 minutos. Colamos y añadimos el resto de ingredientes. Llevamos a fuego medio  sin dejar de remover, hasta que espese. Es muy, muy útil para esta elaboración contar con un robot de cocina, simplifica muchísiimo la tarea.

Comenzamos a batir la nata que deberá estar bien fría con unas varillas. Cuando esté semimontada, añadimos el azúcar en forma de lluvia. Cuando esté lista, la pasamos a una manga pastelera y la reservamos en el frigorífico.

He editado un vídeo para que podáis ver el paso a paso del montaje de esta tarta. Además le he puesto mi voz para que no os perdáis en la elaboración. 



Como veis, lo último que hacemos es fundir el chocolate junto con la mantequilla, al microondas (de 30 en 30 segundos) o al baño maría. 


Espero que os animéis a hacer esta tarta o cualquier otra. ¡Es una maravilla ver cómo otros disfrutan algo que has elaborado con tanto cariño para ellos!



miércoles, 11 de septiembre de 2024

MACARONS



Dicen que hacer macarons es una de las tareas más complicadas de un repostero. Después de mi primer intento, doy fe de que así es. ¿Y por qué? Porque hacer lo que se llama macaronage, uno de los pasos de la receta, es difícil. Consiste en remover la masa con una espátula hasta que la consistencia sea la adecuada. Y por muchos trucos que leas y consultes, siempre te quedará la duda de si está en su justo punto, si hay que remover más, o si ya te pasaste y no hay solución.

Existen fundamentalmente dos técnicas para hacer macarons. La primera utiliza únicamente claras de huevo y harina de almendra. La segunda, por la que yo opté, conlleva la elaboración de un merengue italiano. La diferencia radica en que el merengue italiano ayuda a que las claras se mantengan más estables en el horno durante la cocción. Es un poco más complicado (o más bien laborioso, diría yo), pero poco, de verdad. Y en resultado bien merece la pena.

Por lo demás, como sabéis la receta es libre de gluten por naturaleza, pues no lleva ningún tipo de harina, tan solo almendra molida. Hay que tener cuidado de que el azúcar glas sea sin gluten, y los colorantes que utilicéis también. Es una pena que no podamos disfrutar de este dulce en cualquier obrador, pero es imposible que, a pesar de no llevar gluten en su fórmula, no se contamine. Además hay pasteleros que le añaden harina de trigo, no sé muy bien por qué...

Por último, comentaros que el origen de los macarons no es francés, sino italiano. Su invención tuvo lugar en la edad media Si son tan famosos en Francia fue porque un pastelero de renombre, Pierre Desfontaines, tomó la fórmula italiana y decidió ponerle color y relleno a lo que solo era una masa de almendra, azúcar y huevo. Pero esto no ocurrió hasta el año 1930.

Yo elaboré 3 colores y 3 rellenos: fucsia para los macarons de cereza, rojo para los de fresa y marrón chocolate para los de Nutella.

Lee bien la receta antes de ponerte a ello, descubrirás que debes tener una preparación de 2 días antes de comenzar.

INGREDIENTES (para unos 25 macarons):

- 110g de clara de huevo
- 150g de harina de almendra
- 150g de azúcar glas
- 150g de azúcar blanco
- 40g de agua
- Colorantes al gusto, en gel o pasta (no sirven líquidos)
- Mermeladas variadas, o bien ganache de chocolate, Nutella, mantequilla de frutos secos... 


ELABORACIÓN:

Antes de comenzar la receta, debemos envejecer las claras de huevo. Es un proceso tan simple como dejarlas en un bol destapado en la nevera durante 2 días. Se trata de deshidratarlas para que permanezcan más firmes. Ten en cuenta que el proceso de deshidratación conlleva que bajen su volumen y por tanto su peso, así que deberás poner más cantidad de la que indica la receta.

Ahora sí, empezamos: lo primero que vamos a hacer es tamizar dos veces la harina de almendra y el azúcar glas. Es fundamental para que los macarons tengan ese aspecto plano y sin grumos. Debemos hacerlo por separado y antes de pesarlas, porque en el tamiz siempre se queda algo y no podemos perder ninguna cantidad para respetar las proporciones. Mezclamos bien los dos ingredientes e incorporamos la mitad de las claras de huevo (55g). Batimos hasta que se forme una pasta.

Para hacer el merengue italiano, ponemos en un cazo el azúcar blanco y el agua y llevamos a fuego medio. Es imprescindible tener un termómetro de cocina, pero no cuesta más de 5 ó 6 euros. No debemos remover.

Cuando el termómetro marque 110ºC, comenzamos a montar el resto de claras a punto de nieve, teniendo cuidado de que no queden demasiado duras.

Cuando la mezcla de azúcar y agua alcance los 117ºC, lo retiramos del fuego y lo vertemos lentamente sobre las claras montadas. Es mejor echarlo sobre las paredes del bol que sobre las varillas, porque de esta forma endurecería. 
Montamos el merengue con la batidora de varillas en velocidad media para que no endurezca en exceso.
Comprobamos que la mezcla está tibia y agregamos la mitad del merengue a la pasta de almendras. Es muy importante que no esté caliente, pues sacaría el aceite de las almendras y esto estropearía la preparación. Mezclamos con una espátula, como siempre con movimientos envolventes. Añadimos el resto del merengue y seguimos mezclando.

En este punto deberíamos separar la masa en varios boles si queremos hacer macarons de varios colores.
Agregamos el colorante en cada bol y comenzamos la técnica de "macaronner". 
Con ayuda de la espátula, mezclamos de manera enérgica hasta que la masa tenga una textura suave. 
¿Cómo sabemos cuándo estará lista? Tenemos que agrupar un montoncito de masa en el bol. Si el pico permanece durante mucho tiempo, la masa está dura y hay que seguir mezclando, o de lo contrario la superficie de los macarons quedará rugosa y con pequeños picos. Si el pico desaparece enseguida, nos hemos pasado, estará demasiado líquida y no subirá en el horno. Lo ideal es que el pico desaparezca lentamente. En ese punto, la masa estará lista para ponerla en la manga pastelera. Difícil, ¿eh? ¡Son riesgos que hay que correr!

Mezclamos todos los boles con el colorante y escudriñamos en diferentes mangas pasteleras.

Yo utilizo un tapete para macarons de la marca Silikomart, pero podéis utilizar un simple papel de horno en el que habréis dibujado (por el revés) círculos de unos 4 cm, colocado sobre una bandeja de horno.
Para poner la masa en el tapete o papel, simplemente poned la manga perpendicularmente a la bandeja y presionar hasta que quede a unos milímetros del borde del círculo. Dejar de presionar y retirar la manga. Un buen truco es golpear la bandeja por debajo cuando ya tengamos todos los círculos rellenos. Esto hará que desaparezcan posibles irregularidades y la masa quede uniforme y sin burbujas.
Horneamos en la rejilla central del horno precalentado a 


Sacamos del horno, dejamos unos minutos sobre la bandeja y finalmente los pasamos a una rejilla hasta que terminen de enfriarse. 

Y ya solo nos queda rellenarlos. Ponemos un poco del relleno en el centro de una mitad y aplastamos con la otra. Es mejor tener que añadir más relleno que pasarse, pues se manchará el macaron y perderá su brillo. 

Os dejo un vídeo con el paso a paso. ¡Espero que os anime a hacerlos!